- El día esperado finalmente había llegado, y con el inicio de un nuevo año el ciclo de una unión interminable daba comienzo. Muchos dioses se habían reunido para celebrar a la futura pareja, los templos celestiales se encontraban decorados con cintas y linternas rojas, adornos dorados y flores coloridas. El desfile nupcial había iniciado llevando un palanquín rojo con detalles en oro, listo para recoger al dios de la vida. Siguiendo las tradiciones, el novio encabezaria el desfile, montado en un caballo, esperando la llegada de su tan ansiada pareja. -
Trato de controlar el temblor de sus manos y con total tranquilidad, guio a su amado hasta el borde del altar, en el se habia dejado un monton de ofrendas, tomo unos cuatro inciensos y entrego dos a su pareja. Antes de hacer las venias debian encender los inciensos y decir sus votos frente al altar.
— Delante de todos los dioses, de la existencia misma, el destino jura tomar y proteger a su amada vida hasta más alla del fin de los tiempos. Mantener mi amor de la manera más pura y sincera y entregar cada día la mayor alegría, nutriendo nuestro lazo eterno con el amor más puro, un sentimiento que crecera con el transcurso de los días.
Al terminar su juramento, encendio ambas varillas de incienso con un simple soplo de sus labios. El aroma a incienso y flores rapidamente lleno el salon del templo.
