Desde muy pequeño, conoció lo que era la soledad pero al menos se entretenía viendo los diversos destinos de los seres vivos, era raro que algo llamara su atención. Pero esa tarde en lo más profundo de la cueva donde habitaba, se quedo observando cientos de vidas, las que poco a poco se iban archivando en las hojas de su gran archivo. Era un día tan normal... además quien podría encontrarlo en aquellos dominios donde el tiempo y las dimensiones se cruzan.
- lo de siempre... observar una que otra vida y guardarla en el registro, además de hilar, tambien debo llevar un expediente de lo que ocurre.
Dió un sorbo al té que tenía en las manos. Pero eso que dijo era parte de su rutina, siempre que estaba en esa cueva, se dedicaba a hilar la mayor parte del tiempo, ya sea creando hilos de vida o simplemente cortandolos, la otra parte la usaba para registrar todo en sus archivos y pergaminos. A veces tenía tiempo libre y solo ahi, salia para ir a molestar a otros seres.
- Sabes que eres bienvenido siempre pero me extraña que no tuvieras nada que hacer.
