-Agradeció que aquella chica le salvara aunque en el momento en que volvió al sitio en donde estaba comenzó a limpiar todo su pelaje con sus patitas, no quería que su pelo se opacara.-

Se le veían sus quejidos e incomodidad. Ahora chu, chu...

— Él no lo dijo y si no lo dijo no cuenta. — Usa un argumento barato. (?)

–agarró al conejo de sus manos para sacarle las manos encima de ese hombre y dejarlo en su lugar nuevamente.– El conejo no quiere ser tocado. Respete su espacio.

-Al seguir recibiendo caricias comenzó a tirar pataditas para que alejara su mano, realmente no le estaba agradando u mucho menos ese nombre, miró a alguno de sus hermanos para que pudiesen salvarle de aquel extraño pelirrojo.-

— ¡A partir de hoy te llamarás Señor Nieve!

El pelirrojo acarició la cabeza del pequeño peludo en cuanto dijo eso y le dejó unas cuantas cerezas también, después de todo él volvía de sus compras.

-En su mente solo pensaba "Eso, esclavos, denme comida" aunque recibió las caricias con un poquito de rechazo pues no le agradaba el tacto.-

–le da un poco de alimento por si acaso para que no engorde por los que le seguirán alimentando.–

Le da comida para conejos. —

Le da una zanahoria al pequeñín y le acaricia la cabecita.