Elevó su mirada desaprobatoria por encima de la puerta del refrigerador al escucharlo, antes de seguir rebuscando.
—Ugh. Las peleas así me aburren, o esas que duran horas porque ninguno se atreve a ir por el knock-out. ¡¿A qué van?!
Probó un poco de agua fría y le provocó una arcada y un escalofrío, pero luego encontró lo que buscaba, por lo que sonrió débilmente, sacando un par de botellas frías y destapándolas.
—¡Jajaja! Los más bocones caen más duro. Si lo dejaste todo hinchado, al menos así le costará hablar.
Le extendió una cerveza fría, respondiendo a su pregunta con ese simple gesto, e hizo chocar la propia con la misma.
—Baah, termino como una hora después de que te fuiste ¿Puedes creerlo? La última ronda antes que la mía tomó aaaños en determinar un ganador porque los dos se desmayaron casi al mismo tiempo— Frunció el ceño molesto, casi indignado mientras le seguía hasta la cocina, su cuerpo se recargó en el marco de la puerta mientras la observaba.
—¿Nueva dentadura? Diría que más bien una nueva cara, seguía hablando mientras peleabamos, fue tan odioso que no pude evitar descargarme contra ese feo rostro que tenía, quizás una cirugía le haga bien, podrían dejarlo decente... ¿Qué tanto buscas por cierto?—
—Eso te ganas por largarte sola, pudiste haberme invitado y ambos estaríamos con resaca, lástima— Se encogió de hombros mientras mantenía el mismo tono de voz con claro afán de molestar a la contraria.
