Dio un respingo al escuchar aquello, lo miró desconcertada y aún más sonrojada, era increíble la manera en la que sus mejillas se teñían por culpa de él. Se calmó, tomó aire y luego miró hacía abajo aún cerca de él, dejando sus manos empuñadas sobre el pecho ajeno.— ¿Para ti también?... ¿Y qué hay de todas esas mujeres con las que pasas las noches cuándo te vas de juerga? N-No te creo...—Habló bajito, un reproche que caía en un acto infantil mientras oprimía sus labios, sí, estaba celosa, siempre lo estaba cuando él se iba a esos lugares.
Recibió el empujón y fue sacado abruptamente de su delicioso placer, sus mejillas se enrojecieron de forma violenta y observándole con esos ojos esmeralda reveló sus sentimientos. Poco le importo ser llamado de esa forma, pues esta vez él se detuvo a contemplarla con calma.
— ¿Tu primer beso?, creo que para mi también lo fue
No sabía como pero el beso se había logrado, era como una ley de atracción que le impedía huir; pronto su corazón latió desmedido y sus labios tiritaron sobre los ajenos, compartiendo su respiración con él. Empujó un poco con su rostro, se sentía bien y quiso permanecer ahí, moviendo sus labios, era su primer beso y no sabía como hacerlo del todo. Al reaccionar lo empujó con ambas manos sobre el pecho, echando atrás su rostro invadida de vergüenza. —¡E-Eres un tonto! ¡Me has quitado mi primer beso, bestia! —Acotó exaltada, nerviosa y a la vez muerta por dentro, por fin se habían besado, algo que muchas veces aún en contra de si misma había deseado.
No pudo más y afirmó el contacto de los labios contra los ajenos en un tímido beso. El corazón se le quería salir del pecho, pero es que esos labios de la maga eran realmente dulces, tan dulces como era ella, como esa tierna mirada y ese mágico color de cabellos.
— ¡...! —Para cuando pudo reaccionar ya estaba cerca, muy cerca de él, tanto que no se pudo ni mover. Sus hombros se encogieron y sus ojos se abrieron con demasiada sorpresa además del sonrojo que invadió sus mejillas.— ... I-Idiota...—Susurró con el poco coraje que podía mostrar, pero sucumbió... Cerró los ojos y acercó su rostro a él, naciendo el primer roce entre sus labios.
— ¡Cierra la boca!— El moreno la sujeto posesivamente de la cintura y la atrajo a su fornido pecho, de nuevo tan poco blando. Envolvió su dedo índice y pulgar el mentón ajeno para acercar sus labios a los contrarios. El corazón le golpeó con fuerza el pecho de forma insistente
Abrió sus ojos un poco, le miró con gesto triste desviando la mirada.— Bueno... Si no quieres besarme... —Estaba jugando con él claramente, ya se las debía... Quería ver hasta donde llegaba, aunque en el fondo todo el jueguito le estaba jugando en contra pues había algo de nervios ante lo que sentía por él.
— Estas jugando conmigo— Le vio acercarse y trago saliva de forma forzosa, detallo esos hermosos labios rosáceos y pensó en lo idiota que era frente a ella, era algo que no le pasaba con las demás mujeres
— Haii... Estoy esperando. —Dijo con el rostro más cándido que podía colocar, tensando un poco sus labios como si esperara un beso, incluso alzandose en la punta de sus pies hacía él.
