— Q-quédate quieta... joder— Trastrabilló muy nervioso, tanto que sintió que estaba sudando un mar pero no era cierto, todo estaba en su desordenada mente, así apegó a la maga contra su férreo pecho y la refugió entre sus brazos.
Retuvo el aire cuando escuchó los pasos tras su espalda y apretó ese pequeño cuerpecillo implorando que no los vieran, todo fue tan denso hasta que los pasos se escucharon nuevamente lejos y ahora ya no quería apartarse de ella.
Se quedó inmóvil tras ese regaño, reprimiendo todo sonido que de su boca pudiera salir. Ahora sólo mantenía la mirada baja y las mejillas encendidas, apabullada por semejante sensación. Sólo alzó el rostro cuando él le llamó, mirándole esquiva, sin poder sostenerle la mirada plenamente— Estás... Muy cerca —dijo con la voz baja, debatiéndose. Pronto se escuchó la voz de alguien llamándola ¡Estaban buscándola! Y seguro que era por el asunto de los magos. Por ello, se ocultó en él, encogiéndose sobre los pectorales del espadachín— ¡Aquí vienen! Cubreme, cubreme. —pidió un tanto ansiosa, por dicha la persona que le buscaba pasaría de largo la columna donde se ocultaban.
— ¡Shh! Joder ...Te he dicho que cierres la boca— Casi ni podía controlar el nerviosismo pues del otro lado del pasillo se acercaba alguien de piel morena, muy similar a él y temió que fuera su hermano mayor ¡No quería ver a nadie de Heliohapt!, Tragó saliva y ambas personas se acercaban más y más a ellos, estaban a pocos segundos de ser descubiertos pero algo llamó la atención del espadachín, era el tacto de Yamuraiha sobre su férreo pecho. —... Oye— Soltó en un suave jadeo, no sabía porque el corazón se le quería salir pero no era ese el momento.
Se puso nerviosa de sólo escuchar eso, escogiéndose poco más, hasta abrazando su sombrero con fuerza, temerosa de que fuera notado; por suerte no llevaba consigo su báculo, o sería muy evidente. Ahí la curiosidad fue poderosa, traicionándose a si misma en el proceso, pues, se asomó sólo un poco, sujetándose un tanto del pecho de Sharrkan que ya estaba sobre el suyo, sentía la presión de su cuerpo y ésto le encendió las mejillas a un nivel superior, casi sentía calor azotándolas—... S-Sharrkan —le llamó, ya dejando de lado el asunto de los magos, su plan de esconderse, todo, en ese instante lo único que le abordó fue la vergüenza de sentirlo encima suyo, hasta sentía su pecho ser oprimido y su cuerpecillo más pequeño y vulnerable; y lejos de poder golpearle, sólo le tanteó el pecho en toquecitos, ni podía moverse a libertad.
Pasó saliva. Alguien se aproximaba y como un reflejo solo por qué no lo vieran se pegó aún más a la maga acorralandola contra la fría pared. — Viene alguien con un sombrero ridículo como el tuyo, ¡Calla!— Ahora sintió que una gota gélida de sudor se deslizó por su espina dorsal, para completar ahora de verdad notó lo cerca que estaba de la mujer por lo que sus mejillas morenas se encendieron.
— ¡¿Ah?! Si te descubren diré que tú me arrastraste aquí —advirtió con tono triunfal sobre él, escuchando pasos cerca de donde estaban, aquello la hizo encogerse un tanto, frenando el empuje que ejercía sobre él, alerta de todo lo que sucedía a su alrededor. Su razón para no asistir a la celebración era que no quería toparse con un grupo de magos odiosos que habían sido invitados a la celebración, extraño en ella, pero ésta vez necesario— ¿H-Hay algún mago cerca? —preguntó en tono bajo, casi culposo, ella estaba de espaldas sobre la columna, Sharrkan tenía mejor rango de visión hacía la celebración.
Tuvo que agarrarse de la pared como pudo, apretó la mandíbula y observó con gran reproche a la pequeña maga. — ¡Joder!, Sí haces que me descubran tú vendrás conmigo— Sentenció tambaleando un poco hacía atrás, la verdad estaba un tanto huraño con la celebración era extraño pues siempre estaba dispuesto a tragar como un cerdo y a beber de la misma forma. — ¡Shh! Eres muy ruidosa— Regañó para recuperar la solidez en sus piernas, así se asomó un poco para ver en que iba la fiesta o sí alguien se acercaba.
— ... ¡Cállate o nos descubrirán! —quitó el sombrero de tajo, culpa del impulso. Le miró fijo, con las cejas fruncidas y hasta adelantando el rostro un tanto, sólo para caer en cuenta de que eso le hacía estar más cerca, sonrojándose a más a no poder— ¡Q-Quítate, es mi escondite! —le empuja con las manos sobre el pecho; sus sombras apenas y se notaban detrás de la columna, y ni hablar de sus voces que eran como cuchicheos para quien pasara cerca de ahí, pese a la música y algarabía de la celebración de Sindria.
— ¿Hmm?, Estoy cerca porqué... Nos ocultabamos ¿No?. Yo dije que no quería ir a la celebración de Sindria y tú estabas aquí...¡Ah! Te estás ocultando, bruja— No sabía que enserio estaba muy cerca pero era la única columna en la que se podía esconder.
