–¡¿Y qué cara quieres qué ponga si ahora te ves tan atrac-...?!–Se cubrió los labios ipso facto ¡¿Cómo era posible qué la lengua le traicionara de esa manera?! Pero más aún ¿Cómo era posible qué aún le apenaran tanto esa clase de cosas con él? Después de todo ya eran pareja, pero había sido culpa del tiempo que habían pasado lejos por obligaciones con sus respectivos países. Desvió su mirada un poco con un visible sonrojo en esas tersas mejillas acariciadas por los mechones de su azulado cabello, tomando tragos de aire breves– Es que... Te ves muy bien así ¡M-me gustas!–Apretó su bastón en la diestra, armada de valor por fin al mirarle fijamente a los ojos con sus cejas tan fruncidas que hasta su expresión se tornaba tierna y cómica.