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YsF1546852 · F
Se desternilló de risa, una melodiosa voz de niña que salía de sus fauces, se llevó las manos al abdomen porque comenzaba a sentir ciertos retortijones a causa de reir tanto. ¿Y cómo no hacerlo? Se había asustado como una tonta, cuando se calmó se dio cuenta que su relación tarde o temprano llegaría a oídos de su padre o peor aún... ¡De Touya!

Vaya Syaoran-kun si que me asusté. Pero gracias a eso me di cuenta de que.. ¿No sería mejor presentarte a mi padre y hermano? ¿Cómo mi novio? Eso me gustaría a mi... —Comenzó a jugar con sus dedos mientras apenada desvía su mirada, un rubor se observa, extendiéndose por debajo de sus grandes ojos glaucas. —¿Qué me dices tú?
-Observaba su alegría en aquella sonrisa encantadora y cautivadora que tanto emanaba placidez cuan bonanza del mar; ella llevaba consigo ese efecto que cambiaba a las personas, que les hacía ver que existía esperanza y que sin importar la situación, siempre puede ser mejor.

(Sakura…) –Mencionó el nombre en sus pensamientos con una expresión taciturna junto a aquel flequillo cobrizo que ocultaba sus ojos levemente; así sonrió y le abrazó con más cercanía para hacerle sentir segura a su lado. Justo en ese momento, el árbol de cerezo se sacudió como si hubiese algo oculto en él, su primera reacción fue la misma de su enamorada; se apartó avergonzado de que alguien pudiese verlo en esa conmovedora situación.

¡¿Q-Quién anda ahí?! –Preguntó, exaltado y con una carismática pose de guardia. Hasta percatarse de que solo se trataba de un pequeño animal. Sus pupilas se hicieron pequeñas en una graciosa expresión atónita.-
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YsF1546852 · F
No te preocupes Syaoran-kun—de la misma manera que él sus ojos se ocluyen mientras esboza las más cálidas de las sonrisas, recargó su cabeza en el pecho de él entonces le llegó hasta su pequeña nariz el aroma de él. Que tanto recordaba cuando se iba… Ahora lo tenía en sus brazos y no quería dejarlo ir jamás.

Yo siempre te esperaré aquí. Aunque me gusta mucho que me digas eso. ¡Me emociona tanto! —De pronto escuchó sacudir los árboles de cerezo y ella se apartó de un saltito apenada. No estaba acostumbrada a que alguien le viera ¿Y si era su hermano mayor? ¡Oh! No podría imaginarlo. Sin embargo solo se trataba de un animalito y ella suspiró aliviada.
-Sentía la calidez entre aquel vínculo amoroso que ahora les unía por medio de un abrazo afectuoso. A cabizbajo; en un gentil y simpático ademán donde el rubor de sus pómulos prevalecía, otorgó una inusual pero efusiva sonrisa que se dibujaba en su expresión tan dulce como el destello en sus propios ojos pardos.

Te aseguro qué… –Nuevamente sus líneas se entrecortaron por breves instantes, rodeó la delgada contextura de la princesa hasta abrazarle con el denuedo de lo que reflejaban sus sentimientos.

Jamás me apartaré de ti de nuevo, e-es una promesa. –Añadió, con un tono de voz tenue pero con palabras decisivas y sinceras. Sus parpados se ocluyeron, y su corazón comenzó a conmoverse con exaltación suficiente para que ella pudiese notarlo.-
YsF1546852 · F
¡Syaoran! Me alegra mucho verte ahora. Saber que estarás aquí en Tomoeda de nuevo...—Se abalanzó hacía él, con ambas extremidades abiertas a lo máximo que le permitían sus brazos. Rodeó el cuello del chico recargando su rostro en el pecho de él quedando así acunada entre su torso.

Completamente regocijada pero sobretodo sintió como en su pecho un fuerte apretón le horadaba cuando escuchaba por parte de él esas palabras tan preciosas con todos los sentimientos más puros destilados. —No sabes que feliz estoy... Te quiero mucho Syaoran-kun—.Susurra cómo si tuviese miedo de decirlo; la verdad es que aún se apenaba un poco y se denotó con el severo rubor que se extendía como arrebol sobre sus pómulos regordetes.
Sakura, yo… –Titubeaba, con una ligera pausa que interrumpía sus líneas. Sin poder apartar su atención de aquellos enormes ojos esmeraldas que brillaban en el semblante de la ajena.



Un peculiar rasgo de rubor se manifestó en sus pómulos mediante pequeñas líneas rosáceas que englobaban su carisma junto al ceño afable; atípico a la usual seriedad con la que se le veía. Prosiguiendo con su hablar después del breve mutismo.

Quiero decirte que te quiero mucho. –Otorgó una sonrisa simpática mientras su corazón ya no solía exaltarse; irradiaba calidez de un sentimiento que perdurará para siempre… juntos por siempre.-

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