La temperatura de esas aguas era perfecta y no podía negar que la cercanía de Miko le brindaba calma. En su eutimia no habría podido disfrutar de cosas así y podía entender un poco mejor a su familiar, lo dura que debió ser su ausencia aunque ella jamás lo fuera a decir. — Te lo prometo, Miko. Este lugar es perfecto y no quisiera que esta vez fuera la primera y la última visita que hacemos. —
Una suave risa brotó de sus labios. Sus brazos rodearon la cintura de su Diosa, su cuerpo sintió la calidez ajena, fue algo tan agradable que se permitió dejar escapar un suspiro. —Entonces su palabra será su voluntad, Excelencia.— Se acurrucó contra ella, como si no estuviera dispuesta a dejarla ir de ese lugar lleno de paz, ese pequeño oasis secreto que ambas compartían. —Pero al menos prométeme que tendremos más momentos como este.
Recordar lo último sucedido con Shogun Raiden era suficiente para quitarle todas las ganas de hacer algo similar, la voluntad de su propia creación era sin duda firme. — No hay tiempo para vacaciones. — Cerró los ojos, la cercanía atrevida por parte de Miko sin duda le distraía de las tareas que tenía en mente. — Por más útil que suene eso no quisiera causar más estragos ni poner en peligros a la gente de Inazuma. — Las bromas sin duda eran algo que Ei no lograba captar algunas veces debido a la seriedad con la que se tomaba sus responsabilidades.
—¿Verdad? El agua cálida, la luz de la luna, el aroma de los cerezos en flor... no me digas que no extrañaste todo esto mientras estabas en tu eutimia.— Apegándose a ella de forma un tanto atrevida, recargó su mejilla en el hombro ajeno. —Yo si extrañé compartirlo contigo.— Le miró hacia arriba, con fingida inocencia en su semblante. —Podríamos dejar en Inazuma una de esas muñecas que has hecho e irnos de vacaciones a algún sitio lejano.
¿Relajarse?, ¿Cómo podía ser eso una buena idea si aún había mucho por hacer?. Aún así Miko despreocupada como siempre insistió en visitar ese lugar. — Que haya cambiado de pensar no quiere decir que quiera abandonar mis responsabilidades. — Suspiró permitiendo que su familiar de abrazara a ella. — Pero quizás, solo quizás tienes un poco de razón...esto se siente bien.—
