¿Le alegraba? Esa era la palabra correcta, no entendía bien desde cuándo era así, desde que momento la sola presencia ajena le alegraba, respondería, podría ser sincero en esta ocasión y decirle que verlo no era del todo una molestia, al menos ese era el plan hasta que las palabras de Kirishima le dejaron mudo


—Yo...—

Llevo la diestra a su rostro cubriendo parte de este, buscando esconder con torpeza el notorio sonrojo que aquellas simples palabras habían causado en él, chasqueo la lengua como si eso ayudase de algo.

Estaba por responder, cuando las puertas del ascensor se abrieron, había llegado a su piso, le miro de reojo antes de dar un paso para salir del mismo -

—Yo también —

Apresuró el paso para que el otro no pudiera acorrarlo con sus palabras