@Nicolás Flamel: -Sentía que podía volverse adicta a esas rosquillas; dio un par de mordidas más y finalmente terminó con tan exquisito manjar. Tanto le había encantado el sabor, que, y olvidándose de los buenos modales inculcados en su casa, lamió sus dedos para saborear la dulzura que se había adherido a estos.=
Creo que voy a volverme cliente frecuente de este sitio ~ (?) -Añadió divertida mientras se atrevía a tomar otra de las donas ofrecidas, ahora de un sabor diferente. Al llevarla hacia su boca y degustarla, nuevamente se estremeció, deleitándose con el sabor. ¿Qué era lo que tenían aquellas rosquillas que las hacía tan deliciosas? Pero más importante aún era la gama de sabores que su contrario manejaba; con la boca llena, no pudo evitar cuestionar curiosa.-
¿Cuántos sabores diferentes manejas? Quiero una docena de cada sabor para llevar, por favor (????)
Lleno de calma, éste miró mientras alzaba su taza y bebía un poco de aquel cálido líquido para saciar su sed y disfrutar del sabor a naranjas diluido. Era perfecto y bastante oportuno. Dio un sorbo.
— No hay de qué, mademoiselle.
Respondió a la brevedad escuchando aquella declaración, no mentía en el sabor y la consistencia de la masa junto al resto de los ingredientes, que parecían armonizar en total equilibrio.
@Nicolás Flamel: -Sus ojos brillaron al momento en que aquel delicioso sabor se impregnó en su lengua, terminando por esbozar una amplia sonrisa de satisfacción entre sus labios. En verdad aquellas donas eran excepcionales, jamás había probado algo igual. Era como si el dulce no fuera capaz de empalagar el paladar, sino que por el contrario resultaba adictivo; mientras que la suavidad del pan hacía que se disolviera rápidamente en su boca.
Así, y completamente sumida en tan increíble sensación, no se percató de las acciones ajenas; no, hasta que abrió sus ojos, notando aquella taza que le estaba siendo ofrecida.-
Oh... Disculpa, gracias. -Añadió avergonzada al mantener al varón con las manos extendidas por mucho tiempo a causa de su distracción, para finalmente tomar la taza con su diestra y agregar con una amplia y brillante sonrisa.-
Comento sonriente al ver la reacción de la dama que le acompañaba. Así mismo, se dio a la tarea de preparar un poco de té para ella, tal vez un poco de té de jazmín para acompañar un poco. No demoró mucho por lo que sirvió un poco en una taza y lo ofreció a ella.
Ante la primera mordida había estado a la espera de la reacción ajena mientras servía el té, al igual que una taza para él.
@Nicolás Flamel: -Caminaba a pocos pasos de su opuesto, observando todo lo que se encontraba a su paso; desde la peculiar librería hasta la decoración de la cafetería al subir las escaleras. Finalmente, y al percatarse de el alto en el caminar ajeno, se detuvo en seco frente a la barra para luego observar maravillada aquellas donas que, muy bien decoradas, se mostraban sobre la charola.-
Wow... -No tuvo palabras para describir lo que veía. Y no sólo su sentido de la vista fue cautivado, también su olfato pudo percibir el aroma dulce que emanaba de tal postre. Así, y ante el ofrecimiento, la joven acercó su mano para tomar una de estas entre sus dedos.-
Con permiso ~ -Finalmente, dio la primer mordida.-
Giró la perilla para entrar a través de la librería, misma que al abrir la puerta se pronunció la típica campanilla resonando en el lugar. Había algunos clientes siendo atendidos por un par de trabajadores. Caminó saludando con su mano a los empleados que lograban verle, llevó a su acompañante hasta el fondo, donde encontrarían unas escaleras que los llevaría a la segunda planta, donde el ambiente cambió por completo.
Paredes cubiertas de madera, al igual que el resto de los muebles, pequeñas macetas con plantas en varias mesas y enredaderas caían desde las vigas y algunas cubrían las paredes. Se dirigió a la barra donde habían varios postres en exhibición, sacando así una charola con tres donas de distintos sabores ofreciéndolas a la joven.
@Nicolás Flamel: -Ante tales palabras, la joven emprendió su camino; siguiendo de cerca al varón, para llegar a la cafetería en donde sería capaz de probar las deliciosas donas de las que tanto había escuchado.-
Agregó con aquella misma amplia sonrisa, comenzando a caminar para llevarla a su cafetería, misma que se situaba en un segundo piso, pues el primer piso se encontraba una librería, también propiedad del hombre.
@Nicolás Flamel: -Satisfecha con la respuesta recibida, amplió más su sonrisa, asintiendo con un fuerte movimiento de cabeza. Era seguro que no podía esperar a probar unas donas superiores a la que había compartido con el varón, siendo el lugar, lo último en lo que se fijaría aquella joven con una reciente obsesión por las donas.- (?)
No demoró en responder tras ver la expresión del rostro ajeno. Las facciones de aquel azabache ya parecían de alguien de mayor edad, por lo que era algo suave al sonreír.
