No me gusta ver a los demás sufrir, no me gusta tampoco que estén tristes, puedes contar conmigo siempre y cuando lo requieras, además se que también eres noble - Comentó sonriente sentándose junto a ella, dándose el valor así mismo para acariciar suave su espalda en espera de no incomodarla, cuando se detuvo sus dos manos se posaron sobre sus propias rodillas -

Levantó su vista, la oscuridad de su corazón nuevamente se había manifestado en un momento de debilidad al recordar su anterior vida. El pañuelo de él apareció de repente frente a ella que sintió curiosidad, ¿Por qué se disponía a ayudarle?, lo tomo y cosa que nunca hacía, agradeció. E incluso le regaló lo que podría ser una sonrisa; ─ Eres una persona noble. Ahora lo sé.

- No sabía si era el indicado para animarle, pero aún así saco un pañuelo que solía llevar en su bolsillo para ofrecerselo - Ten