Contenta estaba, no podía pedir menos a pesar de que el tema primordial era alimentar a aquella ghoul, mas no estaba nada mal si su modo de alimentarla sería de esa manera. Pudo relamerse, aún si esa unión se hubiera terminado la tenía cerca, tan cerca que aún si hubiera frío en el ambiente, la presencia de Vera le daría la calidez suficiente para darle comodidad. Su pulgar daba pequeños mimos contra la nuca, delicada al momento de acariciar.
━ Me alegra escucharlo... Puedes venir a tomar de mi sangre, siempre que quieras.
Una invitación obvia, sea inmediata, o sea para otro momento, mostraría lo dispuesta que estaba.
Un escenario perfecto en el que no sólo pudo alimentarse de Yura, sino deleitarse con un beso igual de delicioso. Pero, siempre en alerta de que sus acciones podrían llevarla a una condena, se fue calmando. En contacto parecía ir perdiendo fuerza, pero sin desprenderse bruscamente. No quería, pero debía. En el leve alejamiento de sus bocas, la albina le sonríe. Sentía las manos de Yura tomándole, pero no le apartó.
Un mar de sensaciones diferentes, siendo que la misma vampiresa no ha compartido de su sangre alguna vez, resulta en una nueva experiencia lo que ocurre esa vez. Sumado a la satisfacción de que no sea otra sino una ghoul tan única como tal mujer.
Y cuando supuso que había terminado, se había equivocado; no puede calcular lo bien que se sentiría en ese solo instante.
━ Ah, Vera...
Diferente, pero tan igual a su lengua. Esos labios fueron correspondidos sin siquiera haberlo pensado, sus manos en un deseo por no querer alejarla, acaban bordeando esa perfecta figura, diestra que posa detrás de la nuza, zurda que toma lugar en la cadera. Podría pues, disfrutar de lo lento en ese beso, de ese sabor que altera todos los sentidos de su cuerpo y ser.
A ojos cerrados, sólo se entregaba al disfrute de la sangre. Vera se conocía, y no quería perder el control, pero tratándose de ese exquisito alimento proveniendo justamente de Yura, no podía evitar emocionarse.
La succión a ese tierno labio se prolonga con el paso de los segundos. La ghoul emitía suaves jadeos, apoyando las manos entre el cuello y los hombros ajenos. Parecía que la sujetaba por si se alejaba, algo que no deseaba incluso cuando su sed parecía disminuir hasta desaparecer.
— Yura.
El susurro de su nombre terminó en un beso lento, donde todavía sentía el sabor tan único de la dama.
Para sí misma, Vera era bastante evidente. Lo habría visto alguna que otra vez en su larga vida, esa necesidad de sangre, sin embargo, en esos instantes y con tal mujer se sentía de forma distinta. Sí, estaba dispuesta a ofrecerle su propia sangre siempre que quisiera... Otros vampiros no estaban calificados ni estaban a la altura de la mujer que tenía de frente, no podía permitir que alguien más se la llevase.
━ Oye... No te contengas, ¿bien? Solo... Provecho. ♡
Después de todo, sabía lo que venía, estaba más que lista, sus labios entre abiertos para una libertad sin igual, esperaba ver su actuar, como una niña ansiando lo que tanto quería, ¿cómo es que provocaba tanto alguien que solo requería alimento para sobrevivir? Lo desconocía, sí, pero no era una mala sensación.
Un pequeño estremecer, lo bien que se sintió una simple lamida arrebató todo lo somnolienta que podía estar antes, incluso su sonrisa pudo mantenerse a causa de los actos siguientes.
Existían algunas características que podían provocarle y al parecer, Yura las tenía todas. En un atractivo estímulo visual, la detalló mordiéndose el labio. La sangre brotaba de forma perfecta, como una gota creciente en el lindo labio de la vampiresa.
— ¿Qué dices?
Sonrió Vera. Se le dificulta respirar de pronto, tenía mucha sed. ¿Por qué se estaba limitando a observar? Sólo sería una vez, un pequeño trago. Yura era un bocado temporal, tenía que convencerse siempre de ello antes de cualquier movimiento pues luego, podía perderse en ella.
— Solo un poco. No te muevas, por favor...
Sostuvo su cabello blanquecino a un lado del cuello, quitando ese estorbo y terminó por cortar la distancia entre sus bocas. Primero, una tímida lamida en ese néctar carmesí. Rápidamente, otra, y otra, hasta posicionar sus labios de tal forma que podía succionar esa herida, saboreando sin culpa.
Estaba tan concentrada en el hecho de alimentarla, que por un segundo olvidó en inmenso atractivo que poseía Vera, una distracción que la hizo regresar por instantes en el momento donde el sedoso cabello rozó con su piel.
Yura fue capaz de reír, una idea llegó a su mente en esos instantes, lo que la motivó a alzar la mano libre y, dedicar una delicada caricia sobre aquella visible mejilla. A su vez, ella misma se ha mordido el labio inferior usando el filoso colmillo, suficiente para dejar un corte y así hacer visible la sangre propia.
━ Problema resuelto, la cena está servida... ~
Incluso guiñó el ojo, esa debería ser una tentación bastante convincente, al menos desde su propia perspectiva.
La abordó el silencio, escuchando las palabras de Yura sin quitarle la vista de encima. Las dudas revolotean en su mente como molestas moscas, hasta que el gesto de la mujer revela más de su piel.
Fue allí que dejó de pensar en consecuencias, y le ganó la necesidad.
— Me daría gusto ser capaz de rasgar tu cuello a modo tradicional, pero no tengo colmillos. Que desafortunada soy...
Se inclina aún más, hasta que sus cabellos caen hacia adelante casi rozando el fino rostro de Yura.
━ Quién sabe. Las leyes de este mundo son confusas y algunas resultan mejor alterarlas para nuestro propio beneficio.
Quedó serena pese a todo, no era complicado sentir la mirada de Vera encima, pero fue la cercanía de ese aroma suyo lo que le hizo abrir uno de sus ojos, apreciando ese bonito rostro suyo.
━ Supongo que no tengo problema en alimentarte, me sentiría mal si una mujer tan atractiva como tú es reducida a nada por tu propia sed.
Incluso expuso el cuello mejor al jalar de la camisa con su dedo, inevitable la presencia del escotado que da conocimiento de la ausencia de prendas por debajo.
Al regresar se frota las manos, así terminaba de secarlas. La mujer se queda de pie, cerca, con una mirada recelosa. Sentía que Yura no le estaba tomando en serio.
— No hay bancos de sangre para tu estripe. Si así fuera, las personas como yo estaríamos de otra manera. Libres, tal vez.
Termina de hablar e inclina su torso a ella, agachandose para así hablarle más de cerca.
