Junto su diestra a la zurda levantando ambas muñecas hasta la altura de su pecho extendidas -si conmigo es suficiente para calmar tu sed estoy dispuesto a afrintarlo-
Se entregaba en bandeja de plata, no sabía cuanto había sufrido este niño a lo largo de su corta vida para generar diversión a través de la desgracia ajena.

-no suplicare, llegaré al quiebre y tú responsabilidad será sanarme o aniquilarme... Y jura descargar tu odio y volver a tu paz las heridas sanarán te ayudare- su voz aún que firme era apenas un susurro , un timbre de pánico se escondía en ella pero sus enseñanzas le dictaban ayudar al prójimo a volver al camino al camino justo.