*Leche?. Quedó abrigado mirándolo mientras iba de un lado a otro, cuando dejó el tazón dio un saltito al suelo acercándose a probar, no pasó mucho hasta que reconoció el olor y empezó a beber como hambriento lamiendo el borde del tazón. Sus ronroneos aumentaron hasta le dejó una barbita de leche en su pelaje*
Meaww.! *Maulló contento buscando a su salvador, jugando a atrapar su túnica, colgando de ella o dejándose ser arrastrado cuando él caminaba*
*Sólo se apegó a él y apoyo su nariz contra ése traje olfateando y recordando el aroma de ése joven monje, ahora lo reconocería como su único dueño. No se sabía que tanto caso le haría ya que era bastante juguetón aunque ahora se veía tranquilo a causa del frío, sus ojos continuaron cerraditos mientras escuchaba el sonido de las botas en la nieve*
*Olfateó el caramelo y entonces sin razón empezó a ronronear, logró comerl como a un huesito y entonces estando en sus manos el taoísta pudo sentir sus patitas heladas, era el único que había quedado en la caja y la nieve la había mojado casi por completo*
*Parecía que se estaba quitando el estrés con aquélla falange hasta que escuchó la voz de un joven, sencillo pero elegante, él minino soltó suavemente a la joven caminando y olfateando, había algo delicioso que provenía de las mangas de ése monje que llamó su atención desde abajo, agarrándose con sus garritas del pantalón*
Mi esposo e hijo son muy mordelones... Que gatito tan dulce y bello. Que ganas de llevarte a casa conmigo.
-Se ríe la Amazona, dejando que el pequeño felino siga mordiendola las falanges de sus dedos: ya sabe cómo es tener una familia de híbridos mordelones.-
