—Mentir sólo me haría parte de ese conjunto que debe caer en el olvido, Xochipilli. Soy el dios que ve la verdad y la real esencia de todo aquello que nos rodea; todo está corroído, inmundo. No merece la salvación... - con la palma de su diestra encarando el espejo que yace sobre su pecho, trazó un círculo completo para iniciar una proyección atroz desde el brillo verdusco de la obsidiana. La imagen resulta afín a la percepción visual de Tezcatlipoca: Un mundo post-apocalíptico absorbe las últimas señales de vida con atávico salvajismo. El egoísmo se ha vuelto la única forma de sobrevivir, el aire es tóxico y los animales ya no coordinan entre instinto y supervivencia, pese que alguna vez uno fue el derivado del otro. No hay sonido, pero no es necesario, los rostros en agonía son explícitos hasta erizar la piel —Contempla la actualidad. No pierdas detalle de este infierno que abusa de la salvación de seres misericordiosos como ustedes.—