—Escucharlo elevar la voz le asustó, cerrando los ojos y bajando la mirada una vez más, tensando los hombros ligeramente.
No temía que fuera a herirlo, al menos no físicamente, pero su pecho aún seguía lastimado a pesar del tiempo.—

Si... sobrabas tanto...que yo me he quedado solo desde entonces.

—Fue su única respuesta, relajándose poco a poco, elevando la mirada hacia él por un momento.—

Nuestro hijo es lo único que queda entre nosotros, me guste o no, es así... No importó cuantas veces te supliqué, te pedí perdón, te dije cuanto te amaba, decidiste marchar y me quedé solo.
Te suplico ahora que, por el tiempo que estés aquí, no vuelvas a mencionar que me amas... No sabes cuanto duele, Caín. Jamás creíste en mis palabras y no estoy dispuesto a seguir con ese tema que creí enterrado hace tanto.

—Las ganas de desmoronarse y llorar fueron evidentes en su rostro, sin embargo se contuvo cuanto pudo, tomando un profundo respiro y dando la vuelta para ir al estanque.—