Un tiempo me acostumbré a ellas... No puedes culparme de perder la costumbre desde que te fuiste.

—Mencionaba con calma, siempre mirando al frente, donde su niño jugaba.—

Él no está consciente de cuánto tiempo pasó en realidad, Caín. Estoy seguro que ese lobo tuyo te lo dijo... Lo mantuve dormido hasta hace poco realmente.
Sabe que te fuiste pero... No sabe el tiempo en realidad.