—El golpe recibido bastó para dejarlo sofocado y paralizado por un rato, sin embargo eso no era lo que le importaba. La culpa había crecido bastante, había lastimado a su amigo y las cosas no podrían ir peor... o quizá si. Fue cuando creció la incertidumbre pues, si Meiren había ido hasta su hogar aún después de haber dado a luz a su huevo y sin él, algo muy grave sucedía.— Meiren... —Sólo rogaba por su bienestar, aún si ya no podía perdonarlo por lo ocurrido, realmente deseaba que él y su familia estuvieran a salvo.—
—Al menos esa respuesta le dejó ligeramente más tranquilo, sin embargo no podía simplemente olvidar. Volvió la vista al frente, continuando su camino, volviendo a palpar sobre su abdomen, sorprendido de que ya no sentía más dolor.—
