—El golpe recibido bastó para dejarlo sofocado y paralizado por un rato, sin embargo eso no era lo que le importaba. La culpa había crecido bastante, había lastimado a su amigo y las cosas no podrían ir peor... o quizá si. Fue cuando creció la incertidumbre pues, si Meiren había ido hasta su hogar aún después de haber dado a luz a su huevo y sin él, algo muy grave sucedía.— Meiren... —Sólo rogaba por su bienestar, aún si ya no podía perdonarlo por lo ocurrido, realmente deseaba que él y su familia estuvieran a salvo.—
—Había respondido brusco, demasiado, volviendo a murmurar cuando se dio cuenta de ello. De sus pocos amigos a los cuales le brindó cobijo y dónde ocultarse y, por su propia causa, lo había perdido. Bajó la mirada, empuñando ligeramente las manos al escuchar tantas cosas a la par, negando.—
Shaitan tampoco sabía que yo conocía a Meiren, al parecer yo era el único consciente de conocerlos a ambos... Y... No, no dijo nada, pero presentía que algo estaba mal, él llegó luego de tener su huevo, ese estado tan delicado pudo ponerlo más grave y, aún así, se arriesgó...
—Y él no podía hacer nada, no sabía siquiera donde, menos como, no era un dragón guerrero.—
Shaitan se fue con él, lo estará cuidando hasta donde sé...
