—El golpe recibido bastó para dejarlo sofocado y paralizado por un rato, sin embargo eso no era lo que le importaba. La culpa había crecido bastante, había lastimado a su amigo y las cosas no podrían ir peor... o quizá si. Fue cuando creció la incertidumbre pues, si Meiren había ido hasta su hogar aún después de haber dado a luz a su huevo y sin él, algo muy grave sucedía.— Meiren... —Sólo rogaba por su bienestar, aún si ya no podía perdonarlo por lo ocurrido, realmente deseaba que él y su familia estuvieran a salvo.—
-Creeme, se lo que estoy hablando, puede que no me conozcas pero yo a ti si, así como a tus padres.
Lo mira con rostro severo, dejando que le apartara la mano del rostro, manteniendo su ceño fruncido, dandole su espacio moviendose un par de pasos hacia atras antes de juntar sus manos.
- Me encargo de cuidar a todos los dragones de China, siendo tu y Meiren dos de ellos les tengo el ojo puesto.
Suspira intentando aflojar su expresion pero le era dificil, despues de todo, sabia por lo que estaban pasando todos.
- Primero.
Le pone la mano en donde le habian golpeado, esta iluminandose de inmediato y sanandolo hasta aliviar su dolor, ayudandole a ponerse de pie apropiadamente.
- Segundo, debiste haberle avisado a tu amigo sobre lo que estaba pasando con su amante, como te hubieras sentido si hubieras estado en su situacion? Se supone que eras su amigo
