—Había pasado todo el día danzando como hacía milenios no lo hacía, sin embargo su cuerpo necesitaba reposo y la fina capa de sudor recubriéndolo le hacía sentir incómodo.
Aún cuando su aroma no era desagradable, sin duda se intensificaba con facilidad, por lo cual decidió desvestirse con calma a medida que se acercaba a aquel gran lago cristalino.
Sus ropas desajustadas fueron cayendo hasta dejarlo desnudo, terminando por quedar todo en la orilla a medida que se adentraba lentamente en el agua para tomar un baño a la luz de la luna.—