—Tomó asiento una vez sus hijos se durmieron, mirando tantos libros, tantos escritos, aquellos muebles, la casa en general. Comenzaba a sentir un vacío en esta, un vacío que ya estaba desde hace tiempo, pero esa noche era más evidente, finalmente aceptó algo que se negaba a creer.—
Es la verdad... no vale la pena mantener los ojos con una falsa venda cuando hace tiempo que terminó.