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—Llegada el alba, el dragón fue directo a la alcoba de su invitado para llamar suave a la puerta antes de entrar, mirándolo dormir y sonriendo, tomando asiento a la.orilla de la cama.—

Agnar...
Agnar, despierta. Ya está listo el desayuno~ —Musitó de forma suave, moviendolo apenas por el hombro.—
 
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XioFeiling · M
—Al sentir la mano ajena en su hombro, le miró apenas de reojo, aún apenado, tratando de mitigar ese rojo tan evidente.—

D-descuida, ya he preparado todo~
Pero... quizá deberías vestirte antes de salir~

—Murmuró, riendo leve, teniendo un pequeño tic nervioso al jugar con sus cabellos.—
Mientras el dragón hablaba, el Toro se levantó de la cama cubriendo su pelvis con la sabana, que, al ser esta demasiada larga, conforme avanzaba el Toro hacia el dragon esta se arrastraba. —Dejame ayudarte — Antes de decir aquellas palabras pido su mano en el hombro del dragón mientras la otro sostenía la sabana a modo de que esta no cayera.
XioFeiling · M
—No pudo evitar el mirar de contrabando, delineando con la vists cada músculo conforme de movía, sorprendido de si complexión y manteniendo el rojo vivo de sus mejillas.
Le pareció demasiado desvergonzado de su parte el mirarlo así, levantándose con calma para darle la espalda y tratar de esconder su rostro.—

¿Pero que cosas dices? Eres mi invitado, es lo natural que te prepare la comida~
Te esperaré en el comedor, hice estofado de verduras y arroz~
Despegó el torso de la cama para quedar sentado sobre esta, tallo uno de sus ojos con su mano hecha mucho, aun sin percatarse de sus condiciones dando un gran bostezo al mismo tiempo que estiraba sus brazos para acabar con el adormecimiento de su cuerpo. —No debiste molestarte, Fei. . . me quede dormido. . . quería ser yo quien preparara el desayuno —
XioFeiling · M
—Agradeció de llevar consigo aquel abanico para cubrir su rostro con la sorpresa plantada al verlo así. Aunque no veía más allá de su marcado abdomen y las "pistolas", como vulgarmente se le llamaba a los huesos de la cadera, el sonrojo fue salvaje en ese instante.—

Oh, discúlpame... Es que... No quiero que te quedes con hambre~
Se quejó con ligereza moviendo su gran cuerpo hasta acomodarse boca arriba, pues antes se encontraba dormido de lado, con el movimiento retiro la sabana dejando al descubierto casi todo su cuerpo, a excepción de su pelvis, revelando que el Toro dormía desnudo. —. . .—

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