—De un momento a otro había pasado a ser nodriza de un pequeño huevo. No sabía nada de la cría, por lo que estaba temeroso al ser esa su primera vez pero, tampoco tenía opción realmente a por como las cosas acontecieron. Tomando su forma de dragón, se encargaría de cuidar aquel huevo como si fuera de su propia camada, envolviéndolo con su cuerpo para otorgarle calor, cuidando de no aplastar su frágil cascaron.—
El aludido ladeó la cabeza y sonrió, esta vez fué una sonrisa natural. —Lo soy ¿Ese huevo lo has puesto tú? - No quería ser invasivo con el nido del menor. Lo respetaba.
