—Al escucharlo, le miró por un momento, negando pues realmente no recordaba aquello, había demasiadas cosas que no recordaba.
Bajó la mirada un poco, escuchándolo y acurrucandose entre sus brazos, sonriendo al sentir ese peculiar calor para un cuerpo tan frío y que, en sí, no emitía calor como tal.—

—Asi que no lo recuerdas? Entonces tampoco recordaras esa tormenta y lo preocupado que estabas por los animales del bosque. En ese entonces era indiferente con el resto del mundo pero me afecto verte así, tan preocupado por ello. Tu forma de ser me cambio y ahora respeto lo que tu amas— Se giro entreno a él para abrazarlo y acorrucarlo en sus brazos, sintió la fuerte necesidad de hacerlo.

¿La nieve?

—Era curioso en verdad, cuando aún era un guardián, la primavera parecía rodearle siempre, era un contraste bastante notable al escucharlo pero sólo sonrió de nuevo, mirándolo.—

La nieve...

—Afirmó al final, alzando la mirada al cielo. Si lo pensaba mejor, tampoco era tan extraño, después de todo se conocieron en una montaña, con un manto blanco y la fría brisa a pesar de todo.—

Recuerdo... la choza. Una noche y... y no saber si era correspondido.

—Es gratificante saber que recuerdas un poco. En ese entonces parecía un animal salvaje, siempre al acecho. Te observaba a la distancia, procurando no notaras mi presencia hasta que un dia de invierno me atreví a hablarte. Ese día lo tengo muy presente en mi mente y lo atesoro mucho. Y desde entonces, me conenzaron a gusta los días nevados, la nieve me recuerda a ti—

Eso... Eso creo, aunque es borroso.
Pero era mi antigua choza, eso lo recuerdo. Muy alejada, muy escondida y, aún así, me encontraste.

—Musitó con suavidad, quizá no recordaba a detalle pero había vestigios en su memoria, él fue el primero en encontrarlo, de eso estaba seguro.—

Alejó la mano de él y la colocó nuevamente en su acostado regresando la vista al cielo para apreciar unos segundos el cielo estrellado antes de volver a mirar al dragón. —¿Recuerdas el día que nos conocimos?

—Con aquella caricia, sus ojos se cerraron, sintiendo la reconfortante caricia antes de volver a abrirlos para mirarlo fijamente.
La sonrisa se volvió sincera, más dulce y la acompañó un pequeño asentir.—

Me encantaría rememorar y formar nuevos recuerdos juntos, Caín~

—No te sientas mal por eso, es obvio que fue inevitable para ti, pero es algo que tiene solución. Yo podría ayudar a llenar tu mente con esos recuerdos o bien podemos formar nuevos — Llevo su diestra a acariciar la cabeza del dragón buscando con eso consolarlo.

Era de algún modo triste para el vampiro saber que esos recuerdos que formaron juntos estaban perdidos, pero al menos él aun los conservaba y eso, era suficiente para él.

—Formó una sonrisa que trataba de ocultar la tristeza.
A pesar de sus palabras, lo cierto era que él no recordaba más allá de los pocos días antes de morir, pero si tenía algo claro, ese vacío en su pecho tenía que ver con el contrario y lo que añoraba remembrar.—

Lo que es preciado... ¿Es capaz de olvidarse?
Debo ser terrible, me encantaría decir que para mi también lo fueron pero... pero ni siquiera logro recordar mucho en realidad.

Durante el trayecto los distintos sonidos del bosque revocaron recuerdos pasados que compartió con el dragón, agradables recuerdos que nunca olvido.

Volver fue algo que había deseado tanto, pero circunstancias se lo habían impedido hasta que fue posible.

Las palabras del dragón atrajeron su mirada que se posaba en el cielo nocturno. —Los recuerdo muy bien, fueron días maravillosos. Aún los conservo en mi menoria, son preciados para mi—