Asintió sin decir nada y se giro sobre sus talones para posteriormente adentrarse a los arbustos de los crueles antes había salido y desaparecer.

—Al mirarlo alzar, mostró una dulce sonrisa, asintiendo suave.—

Gracias Caín. Me alegra haber vuelto a saber de ti, había pasado bastante tiempo.

—Se puso de pie, con las crías en brazos, acercándose a dejar un pequeño beso en la mejilla ajena.—

Cuídate, espero verte pronto~

—Ya veo— Desvío la mirada de esas crias luego de terminar de escuchar al dragón. —Al parecer, pese a las circunstancias que surgieron tras tu decisión, te ha ido muy bien y te vez feliz. Me alegro— Se levanto de aquella roca y avanzo un par de pasos hacia el dragón. —Debo irme, pero si necesitas apoyo en algo sabes que cuentas conmigo para lo que sea... Solo tienes que decir mi nombre y me tendrás aqui en cuestión de segundos —

—Miró a sus crías por un segundo, sonriendo y luego mirando al contrario pues era más que evidente la respuesta.—

Ellas... Tener crías con un demonio, traer pequeños demonios a la vida, aún sabiendo que desean una guerra.

—Era como si él mismo declarará la guerra al cielo después de todo, pero no le importaba, no se arrepentía a pesar de todo.—

Escuchó atento las palabras del dragón sin apartar la mira de él y de sus acciones, quizás su perezoso rostro no mostraba interés a todo, pero lo cierto es que estaba impactado por lo ocurrido con él, en especial con la parte que le hizo enterarse que ya no pertenecia mas al cielo. —¿Cual fue esa elección que orillo a tu madre tomar esa decisión?—

Ni siquiera yo sabía, en realidad no me esperaba volver a este mundo~

—Musitaba suave, terminando de ajustar las prendas a su cuerpo para tomar asiento en una roca lisa, escuchando los chillidos de sus crías y tomándolas en brazos para dejarlas en su regazo.—

Lo último que recuerdo antes de volver, es a mi madre hablándome... Me dijo que ya no pertenecía al cielo, que no podría recibirme y le dolía profundamente mi elección.
Después de eso quedé encadenado, en completa oscuridad hasta que estaba en el fondo del lago. Estaba congelado, yo atrapado debajo del hielo y... Realmente en ese momento no sabía quién era yo, quienes eran ellas. Recordé todo de golpe en algún instante, es lo más que sé~

—Oh, ¿Así que de esa forma falleciste? No sabía o. . . no recordaba que podías renacer— Hizo una pequeña pausa para llevar su mano al parche que cubría su ojo izquierdo solo para acomodarlo, pues momentos antes este se había movido un poco y comenzaba a incomodarle. Continuo. —¿Es tu primer renacer? Posiblemente con el tiempo te acostumbraras a tu nuevo cuerpo, solo hay que ser paciente.

¿De mi? Pues... No creo que haya demasiado que contar, Caín~
Básicamente seguía siendo el mismo que conociste tiempo atrás hasta que morí luego de mi parto, no recuerdo mucho más allá en realidad.

—No sabía que podría contarle, que detalles serían de su interés cuando seguía en su mismo hogar de siempre, acostumbrado a un nuevo cuerpo, a una nueva vida que, a pesar de ser aún dragón, ya no se veía limitada en cuanto a sus acciones y elecciones por normativas divinas.—

No logro acostumbrarme del todo a este cuerpo, es... Extraño, como si no fuera mío aún.

Se aseguro de mantener una prudente distancia cuando el dragón decide salir del estanque, por las crías que se mantenían pegadas a su madre. —Si, lo se y me da gusto que al fin lo hayas conseguido— Camino del lado opuesto buscando una buena roca donde pudiera sentarse en lo que veía al dragón vestirse y lo escuchaba hablar. —Ada y Mei Mei, ¿Eh? Curiosos nombres.— Declaro mientras observaba a las crías. —¿Que más puedes decirme de ti? ¿Me gustaría saber que mas a pasado conmigo — No estaba muy interesado en saber mas de sus crías, pero si de él.

—Se acercó a la orilla con cuidado, saliendo del agua en un impulso y acomodando sus cabellos para apartarlos del rostro y evitar el enredo en su cornamenta.
Había pasado bastante, pensó que no volvería a verlo o simplemente se habían quedado en el olvido, pero le alegraba saber de él, cosa que se reflejó en la sonrisa de sus labios.—

Si... tu sabes que siempre anhelé una familia, poder tener una cría y... fui bendito con dos~

—Agregó suave, caminando hacia donde sus ropas reposaban para vestirse, siempre seguido por las pequeñas.—

Ellas son Ada y Mei mei, aunque aún su apariencia es de hurones ya que en ese estado las tuve, deberán crecer más antes de poder transformarse.