¿Cuanto tiempo durmió? No lo recordaba, pero recobró el sentido al percibir un aroma delicado y floral, al abrir los ojos, busco el origen de ese aroma y pudo ver una hermosa flor en su mesita de noche, y un vaso de agua fresca. Pero ¿Quién dejo eso ahí?
Sostuvo la flor con sus manos, reconocía el tipo de flor que era, una muy rara, asi que la puso en un florero que tenía vacio. Como despertó con sed, bebió el vaso de agua fresca pero siguio con la interrogante de quien pudo dejar esos objetos en su habitación.
Después de unos minutos, la puerta de la habitación se abrió con un silencio total. No rechinaba, no crujía, y el niño que se asomó por la puerta tampoco hacía ruido. Se adentró en la habitación y pareció flotar, pues sus pasos no sonaron. Fue directamente a la mesita del cuarto y dejó allí un vaso con un poco de agua fresca y una flor del infierno, bien roja y vivaz, que parecía no haber sido cortada.
Apenas la dejó, echó un vistazo hacia el siervo que dormía y luego se retiró, cerrando la puerta detrás de él.
Terminó por llevarse la mano al cuello, donde había mordido uno de los gemelos, pero no pensó que la cicatrización sería tan rapida. Al ver hacia el frente pudo ver a uno de los vampiros observandolo fijamente y con una sonrisa algo aterradora, al menos para él que ahora era la comida de esos dos niños. Había recopilado algo de información valiosa, la fuerza sobrenatural, el efecto de una mordida y la velocidad para sanar heridas pero ¿A qué precio?
Sería una vergüenza para la orden de cazadores a la que pertenecía. Aún era un aprendiz y su maestro le pidio que hiciera esa tarea, pero ahora ¿como les explicaría que fue mordido por dos niños vampiros con fuerza de un monstruo gigantesco?
A duras penas se puso de pie, necesitaba un descanso. Asi que con un paso sereno regreso a lo que era la habitación que le designaron. Solo se escuchaba el sonido de las cadenas que unian los grilletes de sus pies. Se recostó en la cama, cerrando sus ojos, pensando que todo era una pesadilla.
Después de saciarse con unos cuantos tragos y quedar cada uno satisfecho, ambos lamieron un par de veces la herida que habían hecho. Su saliva funcionaría no sólo como analgésico para la herida recién abierta, sino como cicatrizante, para que ésta cerrara pronto y no diera problemas a su fuente de comida.
—Gracias... —Habló E-Ming, a quien se le veía un ligero vestigio de color rosa en las mejillas; poco después de agradecer, hizo una pequeña reverencia.
Ambos gemelos le dieron la espalda y comenzaron a irse para dejar atrás al siervo, pero Hua Cheng se dio la vuelta para verlo una última vez y sonrió.
Sentir esos pequeños colmillos hundirse ferozmente en su piel fue una sensación extraña, algo dolorosa pero al mismo tiempo algo placentera. Así que ese era el efecto de los colmillos de vampiros, había estudiado tanto sobre ello pero jamás penso que una simple mordida fuera tan extasiante.
— Es... esperen...
No podía hablar a voluntad pues la sensación que le embargaba era semenjante a la ebriedad, además sentía como su sangre escapaba de su cuerpo y lo iba debilitando. Ya no podía hacer nada más que esperar que ambos pequeños saciaran su apetito, pero su cabeza solo maldecía el momento en el que aceptó involucrarse con esta misión.
Debido a ese discurso, Hua Cheng rió un poco y E-Ming, nervioso, se disculpó con Xie Lian.
—L-Lo lamento...
Ambos niños se pusieron a cada lado del siervo y tomó cada uno un brazo. Se habría pensado que el agarre no haría mayor cosa siendo ellos sólo un par de pequeños de unos aparentes 5 años, pero la fuerza de ambos era tan descomunal que al siervo parecía haberle crecido otros dos grilletes de varias toneladas en los brazos.
E-Ming tomó una muñeca del siervo, mientras Hua Cheng se acercó a su cuello.
—Somos buenos con los esclavos que se portan bien... sólo será un poco.
Le aseguró, antes de ambos hincar sus colmillos en su piel, perforando en cada arteria como gruesas y dolorosas agujas, para luego succionar y beber cada gota que salía.
— No espere... como le dije recién ingrese a este castillo y hay muchas cosas que desconozco. Este humilde siervo se disculpa con los jovenes señores pero... ¿realmente es necesario esto? Si esperan encontre lo necesario y les traeré mi sangre en dos copas, no creo que sea necesario que los jovenes amos muerdan a este inmundo ser.
Necesitaba zafarse como sea de esos colmillos filudos y aterradores. ¿Que clase de cazador sería si su cuello estuviera marcado por mordidas? Prefería mil veces cortarse las muñecas y llenar sus copas que dejar que esos niños mancillaran su piel con sus colmillos.
E-Ming miró a Hua Cheng dubitativo y no tardó en bajar la mirada. Hua Cheng miró a E-Ming y luego subió su mirada hacia el siervo, al tiempo que llevaba su pequeña mano a su nuca y se acercaba.
Su ojo grande y negro, como el de un muerto, lo miraba impasible. —¿No sabes alimentar a un vampiro y estás trabajando aquí? Qué mala suerte tienes. —Hablaba mostrando el pequeño par de colmillos afilados, su rostro era muy fino y adorable, pero su actitud era la de un adulto.
Vio el cuello del siervo y notó que no tenía ninguna marca. —Tal vez te duela por ser tu primera vez, pero no morirás... sólo es la merienda. —Le sonrió y sobresalieron ese par de colmillos.
¿Que hacer en una situación así? Tampoco tenía sus armas a la mano como para poder defenderse de una amenaza tan inminente, y luchar contra el padre de los pequeños sería algo difícil, incluso para él.
Resignado, solo pudo emitir un suspiro y asentir con el rostro. No podía hacer más que cumplir con las exigencias de ambos niños.
— Esta bien mis jóvenes señores, por favor no se molesten con este humilde siervo. Aún desconozco muchas cosas de este lugar. Les daré lo que desean pero todavía no sé como debería darles mi sangre.
Ni siquiera tenía un cuchillo como para poder hacerse una herida y que saciaran su apetito, tenía que pensar rápido alguna manera donde saliera bien librado.
—¡Cállate! —Hua Cheng interrumpió a E-Ming, quien se encogió de hombros y calló en seguida. Se veían idénticos, pero sus personalidades eran muy distintas.
—La servidumbre nos da siempre de su sangre. Si no nos das un poco nos enfermaremos antes del anochecer y Padre te matará.
