— Te refieres a... — se congeló por un momento al escucharle. Mayormente no solía recordar cosas de su pasado pero eso fue algo tan vívido que aun seguía plasmado en su cabeza. — Lo que ocurrio esa vez fue culpa de white no face, ademas, esas personas estaban asustadas y no las culpo, solo querian protegerse. Una vida a cambio de muchas, en ese momento pense que era algo justo pero... no volvera ocurrir. — Dejo un beso estampado en su frente para despues rodear el cuerpo del fantasma con sus brazos, atrapandolo fuertemente en un abrazo. — Algo así no volverá a ocurrir. Lamento que hayas sido testigo de esa situación San Lang. —

Aprovechó la cercanía para depositar un beso en sus labios, esperando que con eso su expresión de tristeza pudiera cambiar. También le dedicó una pequeña sonrisa, pero esta pronto se desvaneció, cuando bajó la mirada. —Sólo no quiero que vuelva a encontrarse en una situación como la que estuvo cuando yo no era más que una flama inútil.

— Lo sé San Lang pero... — tomó su rostro con ambas manos dedicandole una mirada un tanto triste — No te enojes, por favor. Tienes mi palabra que siempre pediré tu ayuda cuando lo necesite. Además es una buena excusa para poder tenerte cerca siempre. —

—El no poder morir puede ser peor que muchas cosas, ¿no lo sabe ya? —De nuevo, la seriedad. Para él no se trataba de exageración el cuidar de su mayor; no importaba qué tan fuerte fuera él, no importaba si era inmortal, no permitiría que nada volviera a dolerle o lastimarle otra vez. No ahora que podía hacer algo al respecto—. Entonces cuento con su palabra, Gege.

— ¿Eh? Pero... sabes que nada me pasara, no es como si pudiera morir asi que no deberías preocuparte por eso. — Al ser un oficial celestial, la muerte era algo casi imposible, a lo mucho sentiria dolor pero era algo a lo que estaba más que acostumbrado. — Pero, te hare la promesa de siempre llamarte cuando lo necesite, te doy mi palabra. —

Tomó su mentón y volvió a mirarle con dulzura; no le gustaba ver una expresión triste en su rostro. —Yo no me perdonaría que algo le sucediera por no estar allí para usted, sólo por eso me molestaría.

— Te llamaré, prometo que te llamaré siempre — La idea de verlo molesto le aterraba, asi que no pudo evitar poner una expresión de tristeza al escucharle hablar así. — No me perdonaría que te molestes conmigo. —

—Si no me llama, me molestaré. —Dijo más serio.

— ¿Estas seguro? — se quedo pensando un poco pero al menos era una buena excusa para poder ver más seguido a San Lang. — Esta bien, tú ganas. Te llamaré cuando necesite algo de suerte. —

—Eso no va a pasar, Gege. —Aseguró, con una sonrisa—. De todas maneras, siempre que necesite buena fortuna debe llamarme, no se ponga en riesgo por no pedir mi ayuda.