— Y tú, mi vida entera... Eso eres~ — Ahora su mano se deslizó por esa larga pierna hasta encajar perfectamente en el muslo, sujetarlo ahí y acercar sus labios en un corto pero coqueto beso sobre los de su amada.
Todo el cuerpo le tembló notoriamente. Su voz, sus manos, todo él era un arma que la ponía a sus pies. Levantó una pierna y le rodeó la cintura con ella acomodando la postura. — Opino que tú eres mi universo. —
— ¡Siento que puedo salvar el universo entero así vestido!— Aprovechó la cercanía para hacerla bailar un poco, su mano se ajustó ahí como si iniciarán un tango — ¿Hmm?, ¿Tú qué opinas?— Susurro sobre su oído deslizando suavemente su mano por esa espalda como si contara cada vértebra y detenerse peligrosamente en el inicio de esos glúteos.
