—No, Xavier. ¡No sé cómo eres! — Expuso su inconformidad acerca de lo que él emitió; ¿Cómo iba a saber? Si ese chico era un enigma andante. Aun así, agradeció el hecho de que no buscó conocer más sobre lo confesado. —¿En las mismas? Bueno, si lo quieres ver de ese modo. —Murmuró deteniendo su “jueguito” con el encendedor, claramente se sentía mal, no por el chico que la plantó en sí, sino por el sentimiento de rechazo; no era algo experimentado por Meiko a menudo, esa sensación de opresión en el pecho, aunque no era nueva, se sentía amarga.— ¿Y si vamos a beber algo? No serías ni mi mejor, ni mi peor compañía. — Había un bar nuevo, muy a su estilo, con buena música, de hecho la temática de ese día sería de su banda favorita. —Si dices que sí, yo invito los tragos.