—No, Xavier. ¡No sé cómo eres! — Expuso su inconformidad acerca de lo que él emitió; ¿Cómo iba a saber? Si ese chico era un enigma andante. Aun así, agradeció el hecho de que no buscó conocer más sobre lo confesado. —¿En las mismas? Bueno, si lo quieres ver de ese modo. —Murmuró deteniendo su “jueguito” con el encendedor, claramente se sentía mal, no por el chico que la plantó en sí, sino por el sentimiento de rechazo; no era algo experimentado por Meiko a menudo, esa sensación de opresión en el pecho, aunque no era nueva, se sentía amarga.— ¿Y si vamos a beber algo? No serías ni mi mejor, ni mi peor compañía. — Había un bar nuevo, muy a su estilo, con buena música, de hecho la temática de ese día sería de su banda favorita. —Si dices que sí, yo invito los tragos.
[code]Menos problemático que decir: “Matones de mi familia encontraron divertido recordarme mi lugar.” —Supongo que estamos en las mismas hoy. — Obvio, esto le dio su debido escalofrió. [/code]
[code]—Hay suficientes “infantes” aquí que bien podría serlo. — Resentimiento, claro. Resentimiento con el sabor agrio de una nueva pregunta viniente de su boca. Dedicó su escucha al provecho de un girar de su rostro en búsqueda de la desconocida distracción; mentir seria decir que le brindaba cierta “paz “aquellos cuidados que Meiko le proporcionaba, notaba un cierto expertise conducidos al arte de la medicina. Actuó, y sintió, con sorpresa, empero, aquella declaración sobre la presente situación sentimental; al final de cuentas, no es como si no fuese una mujer popular sobre la facultad. —Mmh... — Única reacción, continuada por un observar con clara curiosidad escondida, pero, sin necesidad de profundizar por la reacción femenina; ¿tan lejos habían llegado los rumores? —Me metí en algunos problemas. Ya sabes como soy. [/code]
—Vaya fijación de llamarle a esto una “escuela “— No tenía razones para quedarse por más tiempo, pero le nació una preocupación cuando se iba a marchar; ¿ese tipo sabía hacerse correctamente las curaciones? Decidió no dejarlo al azar, y velar de que así fuese. No tenía una razón especifica, pero le aterraba la idea de ver una cicatriz en esa cara, el sólo pensarlo le daba enojo, habían personas que no cuidaban un regalo tan magno como lo era el de la belleza. Sobre su última pregunta, pensó en ser lo más contundente posible para que ese no fuera el tema que dirija la conversación. —Me dejaron plantada.— Lo emitió casi inexpresiva, mientras jugaba con un encendedor entre dedos, prendiéndolo y apagándolo. —¿Qué hay de ti?, ¿quién te hizo eso?
[code]Sorprendido, observó cómo la botella caía ante su rostro que, sin pensarlo, fue tomada con su única mano útil. Ubicó entre sus dedos aquellas curaciones incluso en incredulidad de lo sucedido, seguido de la mirada atenta cambiante entre la mujer y el conocido sangrado de su rostro. Por el momento de confusión, todo su rostro fue presenciado por la muchacha; y al recobrar su compostura, fue indiscreto con su completo evitar sobre su rostro ya débil. —¿Eso es todo? — Obvia era la vergüenza del hombre preferido con un rostro estoico, verlo en ese estado tan deplorable. —¿Qué haces tan noche en la escuela? —Su única opción, era el cambiar de tema. [/code]
—Hasta “burlarme” de ti es cansado si lo hago todo el tiempo; además, parece que ya te causo malestar con sólo respirar, ¿para qué esforzarme?— Le lanzó una botella de alcohol desinfectante, y un par de gasas. Estaba muy cansada para seguir su habitual juego de miradas desafiantes, insultos y más. Bien marcadas tenía las ojeras, todo producto de la noche anterior, se mantuvo discutiendo con el bastardo de su padre hasta las tres de la mañana. — Tienes suerte, la basura que quedó después de mis clases te sirve. Límpiate esas heridas, tu cara es de las pocas cosas que te hacen interesante.—
[code]—¿Qué haces aquí? — Su rostro retorció en mal humor con el sonido de la muchacha en vergüenza, o tal vez disgusto; frunció el seño con intento de ocultar su problema sin mucha efectividad.— ¿Te vienes a burlar de mi? [/code]
