Sintió como su hermano mayor quitaba de apoco la fuerza en su manos, tocando el tan anhelado suelo con sus pequeños pies, causándole un alivio inmediato. -Humm... Ok...- Realmente estaba molesto pero pese a todo su hermano era una persona que le agradaba mucho, le gustaba molestarlo así que entendía perfectamente que a veces el también podría ser victima -Te perdono... pero no lo hagas de nuevo... o esta vez si te morderé fuertemente-
—¿Ah? — Saca una carcajada por la actitud y palabras, le parecía gracioso y tierno no quería molestar más a uno de sus pequeños hermanos.
— De acuerdo, ya basta. No quiero que la maldición del conejo caiga sobre mi. — Descendió su cuerpo hasta que sus pies estuvieran en el suelo para liberar sus muñecas. — No seas rencoroso, conejito. —
-Un caballero ni tiene mimi... ¡Bueno yo que se!... y ni quiero saber- Realmente no estaba dispuesto a detener el asedio que le propinaba con sus mordidas al aire hasta que las acciones del otro lo forzaron.
-¡Joder suéltame!- Como acto seguido de ser suspendido en el aire, comenzó a patalear con afán de herir al mayor con sus piernas, esfuerzo inútil pero que no estaba de más en una situación como en la que se encontraba.
-Eres un... - Sentencio con su voz lo más llena de rencor e ira que podía en ese momento su pequeño cuerpo darle -Suéltame ahora o tus acciones nunca las perdonare- Por fin se calmo y opto por ver al mayor con sus zafiros clavados en el rostro ageno, cual cuchillos se trataran -Te lo advierto... soy capaz de mucho con muy poco-
— Un caballero no tiene memoria. Si no lo recuerdo , no pasó, mis manos siguen siendo santas.— Esquivaba las mordidas que soltaba su mandíbula. — Woh woh pirañita ¿Tú también quieres comerme? — Levanto su brazo para suspender en el aire al conejito, en verdad era liviano, estudiaba su contextura mientras sus piernas colgaban.
Estaba a punto de protestarle enérgicamente pero sintió el agarre del mayor en sus manos, dejándolo un poco indefenso contra su ataque y realmente disgustado por este -¿Que te pasa?... ¡Suéltame!... - Trato con todas sus fuerzas de zafarse. -Prefiero que sea la almohada a que sean tus sucias y mallugadas manos... Solo dios sabe que has tocado con ellas y a donde las has metido- Lo miro contundente pues odiaba admitir que no podía librarse de ese estúpido juego que su hermano planteaba, así que lo único que le pareció más lógico y correcto fue tratar de morderle un dedo y quizás arrancárselo.
—Nidii in si sini jicii quiiri quimir pipil... — Le toma las dos muñecas con la otra mano. — Si ya es de noche peluchito ¿Qué te preocupa despeinarte? Si no lo hago yo lo hará la almohada — sube y baja su ceja cual intención coqueta exagerada.
—¡Oye no!— No puedo evitar que el mayor usara su fuerza descomunal en su cabello o al menos así lo sintió —Nadie en su sano juicio quiere comer papel reciclado, tú estás demente— Le dijo realmente molesto al tiempo que con sus dos manos trataba frenético de quitarlo la suya.
— ¡¿ESPONJO-... ¡JAH! Suenas a que quisieras poseer mi don de comer papel como lechuga ¿Qué crees? Ni volviendo a nacer. — Lo despeina vigorosamente con una sola mano
—¿Envidia?... Jajaja ¿De ti y tu esponjoso ser?— Cambio su expresión a una más sátira—No te precupes... Yo no envidio tu locura y tú extraña habilidad de comer papel—
