Suelta una carcajada, le divierte mucho molestarla con sus virtudes. Simplemente no puede quedarse callado.
— Si lo sabe Dios que lo sepa el mundo —
Posa su mano sobre su cabeza para pegar su carita apenada y cubierta contra su pecho sin desaprovechar la oportunidad para acariciar su orejita rojiza, siente morir si no lo hace.
— Nada de eso. Carita de bebé, voz de ninfa, cuerpo sensible, aroma a primavera y expresiones encantadoras, tienes todo lo que cualquier criatura enternecedora pueda poseer. —
En verdad causaba mas que fascinación esa linda sirena en el rubio.
Se deja hacer por ese tacto tan suave y estremecedor, imposible resistirse a todas acciones tiernas que hacen temblar su pecho de manera que ni el mismo sabía que podía sentir.
— Lo dice el ser más adorable de todos los tiempos....—
—Es que... no es común que le dirijan esa palabra a un guerrero.—
Sin soltar la mano tiernita de la rubia, cubrió la mitad de su rostro con la propia, le hizo recordar su tierna infancía que es cuando le decían cosas por el estilo.
No es que mostrara esa faceta con cualquiera, solía ser demasiado formal para con los demás.
