Gracias a la misión que me encomendaron de protegerte, escoltarte y aprender de tí, Maestro. No sólo obtuve en parte mi libertad, también... Alcanzamos juntos la iluminación y nos ascendieron a Budas, tras lograr la misión de encontrar las ságradas escrituras en el Oeste, en la India. Junto a mis hermanos, logramos ser buenos monjes aunque yo te di muchos problemas; Maestro aún así, luchamos y derrotamos a varios demonios y espiritus durante la travesía de 14 años.
-Esbosa una pequeña sonrisa mirando a su sobrino que recibió el otro melocoton.-
Te invitaría a mi reino pero eres un peligro para mis hermanos, mi gente... ¿Tu padre cumple bien con su labor de criarte?...
-Se acuclilla frente a su sobrino, tomando el cuesco del melocotón que él comió que está botado en el suelo y se lo muestra.-
En mi reino, las semillas germinan solas... Esto es el cuesco, es la semilla del melocotón y cada uno tiene una en su interior... simplemente debes entregarselas a tu padre y él las plantará. Toma más melocotones porque a veces una semilla sale mala.
¿Porque tienes esa mirada tan sospechosa, ah?... Nada de comerte a mi gente porque yo soy su Rey será implacable contra quién les haga daño, no me va a importar si tu padre es mi hermano.
-Toma la cabeza de su sobrino y un poco tosco, se la sacude para que borre esa idea de su mente.-
Wen Ning, sé un buen chico y come de tu melocotón.
-Hace aparecer otro melocoton, dandole un mordisco al suyo.-
Observó en silencio tomando la fruta entre su boca estaba por darle un bocado hasta que escucha la deliciosa palabra de monos pasando en alto lo de inmortales... Una chispa de deseo se prendió en sus ojos negros escuchando con toda atención la ubicación de su siguiente comida
-¿Que venciste la comida?. Querrerás decir mi corona.
Parpadea varias veces, mirando a su sobrino Ning que espera por su comida. El Rey Mono acerca un melocotón al joven.
Esta fruta es mi favorita y proviene de mi reino, un lugar utópico donde viven monos inmortales, un lugar donde no existe el sufrimiento ni el dolor del alma. Es el Monte Huaguo, la Montaña de las Frutas y Flores en Aioli, y yo soy el Apuesto Rey Mono y el Gran Sabio Tan Grande Cómo el Cielo.
Mordía la corona entre sus dientes podía partirla con facilidad pero al creer que era una presa controlaba su fuerza, al sentir que no había resistencia y al tener la mano de su maestro en su boca soltó la supuesta presa dejándola en la mano contraria
-maestro ya vencí la comida....
Regreso donde el tío mono sentandose al frente esperando la tan mencionada fruta pues a pesar de tener una dieta en su mayoría carnívora podía darse algunos lujos de comer cosas más sanas
¿Y que sabor tiene un mono?. Yo fui una piedra, no creo que sea sabroso. -Desata los lazos de su corona, liberandose, miro con perpejidad a Wen.- ¿Quién era el primer jade?. Son bien extraños mis sobrinos, los hijos de mi hermano cerdo.
Jeje no lo mates solo que jeje.... Creo que le quedo gustando el sabor a mono... Si... no te diré de donde apareció comiendo un mono parece un tigre cazando cuando esta lejos de mi vista -mete la mano en la boca del general para hacer qué suelte- O puede que solo crees que eres el primer jade qué siempre jugaba con su corona como si el fuera un gato
@Wen Ning: -Ve a su sobrino que esta vez, quiere comerse las plumas de su corona.- ¡Es un tesoro, parte de mi armadura dorada!. -Cómo tiene la corona china amarrada al cuello, el menor no puede quitarsela, sólo morderla.- Tengo fruta para que comas.
