Una sonrisa tímida apareció en sus labios, cerrando también sus ojos, disfrutando del momento tan intimo que tenían ese momento. Se sentía muy bien estar entre sus brazos.

— Entonces me tendrás para siempre a tu lado. — Murmuro suavemente, divertida. Pero lo decía muy en serio.

No pudo evitar sonreír y acariciar con su mejilla la piel ajena. Cerró los ojos solo quedándose ahí, sintiendo su aroma, la calidez de su piel y prestando especial atención al sonido de su respiración.

— Puedes quedarte todo el tiempo que desees, eres bienvenida — agregó y acto seguido besó su mejilla.

Se sobresaltó un poco por el repentino abrazo y más al tenerlo tan cerca de su rostro, sin embargo, no le desagrado, sino todo lo contrario. Se quedo quieta, disfrutando de su cercanía y escuchando cada palabra emitida por el rubio. No dejaba de sorprenderla.

— Ya soy muy feliz con solo dejarme estar a tu lado, Ed. —

Mencionó con una tímida sonrisa en sus labios.

Con la cara de tonto que le acompañaba desde su nacimiento, el muchacho se levantó de la cama siendo halado por la doncella de belleza sinigual.

─ Bueno, bueno, dime con qué te ayudo ─ exclamó sonriente.

Justo después de lo expresado y viendo a Winry caminar delante suyo, el chico sonrió con melancolía en el rostro y sin más, abrazó a la mujer por la cintura y descansó su mentón sobre un lado de su cuello.

─ Me parece un sueño el que esté pasando todo esto. Quiero hacer todo lo que esté a mi alcance para que seas feliz, Winry ─ susurró, pues la cercanía con su oído era notable.

Niega con su cabeza, entusiasmada por la idea. Se levantó de la cama, jalando su mano para que hiciera lo mismo. — Entonces tendrás que ayudarme. —

— ¡Claro! ¿Necesitas esperar algo más? — sonreía completamente emocionado.
Tenía muchas ganas de abrazarla, pero aún sentía un poco de vergüenza de mostrar sus emociones tan abiertamente.

— ¿Qué? ¿Ahora mismo? —

No se esperaba que fuera enseguida, pero de solo pensar en la idea la emocionaba y su amplia sonrisa era prueba de ello.

Apretujó de vuelta las manos femeninas sonriendo.
─ Empaca tus cosas, iremos a la ciudad capital cuanto antes para que conozcas nuestro nuevo hogar ─ respiró hongo y soltó un suspiro que el pensar en ambos juntos le había provocado.

Se acerca más a él, tomando la mano del varón con ambas manos. – Estoy segura que así será. Estoy muy emocionada por conocerla. — Exclamó con una amplia sonrisa en sus labios y un brillo especial en sus ojos.

─ Está decidido. ¡Lo haremos entonces! Quiero mostrarte la casa que compré en la ciudad capital, sé que te encantará ─ apretó la mano de la muchacha totalmente emocionado. Ya no pasaba día que no pensara en ella y en estar a su lado.