— Aunque debo decir que mejor así. Porque de ese modo, siempre me vas a necesitar. —

Bromeo, guiñándole el ojo. Para luego observar que el arreglo estuviera bien. Sonrió orgullosa por su trabajo.

─ Es estupendo ─ su rostro lucía una encantadora sonrisa. «Ella es increíble» pensó al instante.
Movía la pierna de arriba a abajo y sí, efectivamente ya no rechinaba.

─ Es el colmo, que yo que uso tanto tiempo las prótesis, no pueda solucionar pequeños problemas cómo el rechinido, ¿no crees? Jeje...─ se levantó de un salto inspeccionando lo bien que se sentía ahora, girando sobre su propio eje usando cómo pierna de apoyo la que tenía la prótesis, entre otros movimientos comunes para él.

— No, nada. —

Alza su mirada hacia él, dedicándole una sonrisa. Con sus herramientas comenzó a trabajar en la pierna metálico, estaba muy concentrada en ello. Sus manos eran veloces, que al poco tiempo ya había terminado.

— Listo, creo que ahora no debería rechinar. — Se seco el poco sudor que tenía en la frente.

Movía la pierna metálica y debido a ello se podía escuchar el rechinar de la unión en la "rodilla". También estaba dañada debido a golpes que había recibido en los combates.

— ¿Qué sucede, Winry? — cuestionó al ver la expresión de la chica y el rubor en sus mejillas. No sé había percatado que sus acciones habían ocasionado en Winry tal reacción. Él solía ser despreocupado y poco pudoroso cuando se encontraba con ella.

Lo siguió con la mirada y al momento de verlo quitarse el pantalón, se dio media vuelta avergonzada. Pudo sentir como sus mejillas se encendían. Así que sacudió su cabeza, tratando de calmarse. Esto era algo que siempre hacía. Todo estaba bien.

— Me alegra que este funcionando bien. Trato de dar lo mejor de mi para hacer el mejor automail. —

Sonríe, volteando a verlo con las herramientas en las manos. Se sentó en una silla al frente de él para empezar su trabajo.

Winry retiró el monedero de la mano del alquimista, quien sorprendido asintió.

─ S-Sí, claro ─ respondió y caminó unos pasos em dirección a una mesa de trabajo en el taller. Sin cuestionar o añadir palabras, el chico usó su mano humana para desabrochar la hebilla del cinturón y así poder despojarse del pantalón quedando en bóxers y dejando al descubierto la pierna izquierda hecha por la mecánico. Edward tomó asiento en la mesa.

─ Le he dado demasiado trabajo a esta pierna automail que me hiciste. Te agradezco lo fuerte que son las partes, eres sin duda la mejor en el país.

— Eso lo entiendo, pero esto lo hago encantada. —

Se acercó hacia él intentando impedir que le pagará, quitandole el monedero de sus manos.

— ¿Eh? ¿Tú pierna? Claro, ahora mismo podemos verla. —

─ ¿Eh? Eso no puede ser así, tengo que pagarte por tu trabajo. En realidad me ha ido muy bien cómo alquimista nacional al mando del Führer Mustang; la paga ha sido buena últimamente ─ respondió sonriente.

Halló el monedero en el bolsillo y lo sacó dispuesto a compensar el trabajo de su gran amiga. ─ Vamos, ¿cuánto es lo que te debo por el brazo? Por cierto, creo que deberías echarle un ojo a mi pierna, he escuchado que rechina y no es muy cómodo andar así en público...jeje.

— No fue nada. —

Sonrió, rascando suavemente su mejilla con modestia. Aunque si estaba complacida por sus palabras, porque lo que hacia, lo hacia con mucho cariño, siempre queriendo ayudar al rubio. Tras ser oyente de la interrogante musitada, abrió los ojos de par en par y soltó una risa.

— Pero ¿Qué dices? No podría cobrarte. —

— ¡Eres increíble, Winry! — dijo emocionado y claramente avergonzado, pues no era su intención el causar problemas a su amiga. Sin embargo, las misiones se habían complicado y había tenido que combatir más fuert de lo habitual.

— Prometo compensarte. ¿Está bien? Por cierto, ¿Cuánto te debo? — rebuscaba en el bolsillo de su pantalón su monedero.