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Uh… Mensaje.
 
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Nexialist · 26-30, M
Cuando deje de ser amargo, o deje de ser un demonio. Sigue bebiendo de mi. -Lo dijo con calma, sintiendo cómo el peso se iba. De pronto, parecía estar de por más recargado contra el coche, dejando a la mujer entre medio.

Fuese el tacto, las palabras o su propio ser confundido, sintió algo que sólo había perseguido a través del sufrimiento y el horror que ocasionó con sus propias manos. Bienestar.
Casi podía creer que sus labios se tensarían en una curva, cuando un dolor agudo en el pecho lo regresa a la realidad. John se separa a duras penas, con el mismo rostro carente de emoción de siempre.- Pero dudo dejar de serlo. Aunque queme todo a mi paso, aunque te queme a ti. -Vuelve a mirar los labios de Willow y se acerca nuevamente, esta vez cara a cara. El viento merma, dejando lugar para la quietud.-
Nexialist · 26-30, M
-Traga saliva, ¿son nervios lo que siente? Sentía algo reprimirse en su pecho, una sensación fugaz como una estrella que se pierde en el abismo cósmico. ¿Qué es un demonio? ¿Es lo que él realmente es o lo que cree? Puede que se lo hayan inculcado con tan repetidos castigos, mismos que ahora dejan expuesto el ser iluso que realmente es. Será que tantos siglos y milenios nunca le podrían haber dado la sabiduría de un humano, y que hasta ahora nunca habría admitido sentirse inseguro sobre su propia identidad.
Su mirada se deshace al cerrar los ojos, como si esa estrella se hubiera desintegrado intentando alcanzar el mundo en vano. De pronto, el cuerpo de John es tan pesado como el alma del demonio. Al dejar ir un suspiro, el viento empuja el enorme cuerpo del hombre, dejándole una extraña sensación de frescura. Apretó los dientes, tensando la mandíbula hasta el cuello hasta que finalmente pudo tomar algo de ese aire para hablar.-
WillowMoore · 22-25, F
¿Quién soy yo para intentar cambiarte? Yo siempre voy a elegir un demonio amargo. Siempre. Siempre. —repitió, y con ello regresaba uno más de sus sentidos.

¿Era consciente de la confesión que estaba recibiendo? ¿Comprendía lo que John era? Quizá no, pero quizá tampoco era relevante. Persona, demonio, asesino, salvador. Estaba frente a ella, estaba con ella, acunaba su rostro como no recordaba que alguien hubiese hecho antes, era quizá el único en el mundo que buscaba sus ojos con insistencia. ¿Qué importaba qué fuera? Tampoco cambiaba lo que ella era, o quizá sí, pero no lo sentía, o quizá sentía. El viento sopló con fuerza, agitando su cabello con violencia, pero sus ojos permanecieron abiertos, fijos en la cuenca que se formaba entre el cuello y el hombro de John, y veía de reojo como su arteria, llena de vida, palpitaba.—
WillowMoore · 22-25, F
—El líquido de la botella se agitó entre las piernas de Will cuando él la atrajo hacia sí. Sintió la textura de esa mano sobre su piel, el calor que le resguardaba del viento frío, ese cuerpo que parecía opacar todo cuando se posaba sobre ella. Su rostro siguió la comanda de esas manos, respondió al llamado de ese rostro, y dejó su flanco abierto para que él musitara sus preguntas. Las escuchó, pasó saliva, y se dio cuenta de que sus labios se sentían acartonados por la resequedad, pero aún así se abrieron.—Somos lo que creemos, no lo que queremos. —musitó, y sus labios quedaron abiertos, como si quisiera decir algo más.— El riesgo de morir siempre está ahí, perdura porque soy humana, no tengo miedo de morir.— respondió con voz pequeña.Parpadeó con calma, había un confort inexplicable en la aspereza de las manos que poseían su rostro en esos momentos. Un ligero suspiro reactivó sus labios.—
Nexialist · 26-30, M
-Los ojos del demonio parecen relajarse a medida que escucha la explicación, el enrojecimiento pasa poco a poco, su atención se centra en los labios de la muchacha y luego en su mano. Sigue el recorrido, pensando en el dolor. No sabe si está de acuerdo con las palabras de ella, pero de cierta forma está siendo reconfortado con la esperanza de no ser simplemente un demonio. ¿De verdad? ¿Tan sólo podría aceptar que es más de lo que naturalmente es?- Tal vez soy un demonio, uno que cree ser demasiado grande. -Su mano se posó sobre la de Willow, no la apretó ni presionó, sólo intentó rodearle la muñeca y traerla cerca de él, cerca de su rostro pálido e inexpresivo. Luego, la soltó y dirigió su propia mano al rostro de ella, donde tanteó con suavidad en la piel ajena con esos dedos rasposos y desechos en el maltrato de una mala vida. Susurró, con un leve destello de calma en su voz.- ¿Beberías de mi con el riesgo de morir? ¿O tal vez intentarías que deje de ser un demonio?
WillowMoore · 22-25, F
Un demonio entra a tu cuerpo quemando. —dijo, e hizo una pausa, recorriendo la boca de la botella con su dedo que había dejado de sangrar.— Quema por todo su paso. —dijo, y con su índice libre, recorrió su mentón y su cuello, emulando el paso del licor al bajar.— Si tomas demasiado, saca lo peor de ti, o te vulnera tanto como para que las peores cosas te sucedan. Incluso cuando se va, al otro día, sólo te queda una sensación de vacío, aunque a algunos les queda culpa, o vergüenza, o dolor. —su dedo siguió bajando, haciendo una pausa en su pecho con el dedo mientras habla.— Un demonio muy grande te puede matar. —acotó, y su dedo permaneció en el centro de su pecho por unos segundos, pero pronto siguió su trayecto hacia abajo, hacia su vientre.— Quizá tú mismo puedes hacer todo eso, pero... No eres sólo eso. No eres sólo eso. Eres más que lo que puede hacer un demonio.
WillowMoore · 22-25, F
—No se movió en ningún momento, quizá por esa falta de reacción era que siempre le decían que parecía un maniquí. Ni siquiera la brusquedad de John la hacía ciscarse, tan sólo era víctima de las réplicas de sus movimientos sobre el auto, que cuando se movía, la movía a ella. Parpadeó cuando perdió de vista esas manos, ¿se lamentaba por no verlas más? Quizá sintió un desaire irónico cuando él se alejó de ella, dejándola a merced del viento nocturno. Entre la oscuridad, sigue sus manos, hasta que una de estas le frota los ojos; se siente mejor. Poco entiende ella de lenguajes corporales, de cercanía, o de lejanía, pero le gusta observar, tiene hambre de observar, y así lo hace, escuchando la pregunta de John, tan brusca como todo lo que hace, la hizo a ella mecer el pie izquierdo por inercia. Estiró entonces la mano hacia la botella que reposaba a su lado, y la tomó temblorosa, dejándola sobre su regazo, con la mirada puesta en la mano de John.—
Nexialist · 26-30, M
Más no llega a ser suficientemente lento como para verse, ya que se agarra la cara a sí mismo con una mano y frota sus ojos cerrados con algo de brusquedad. Estos terminan irritados cuando finalmente decide mirar a la muchacha.- "Más que un demonio". ¿Qué significa eso? -A pesar de todo, su tono de voz no parece cambiar en lo más mínimo, no oscila hacia otra emoción. Al igual que su cara, que se ve tan intranquila como estaría cualquier día trabajando en el bar o caminando por la calle.- Dimelo, necesito saberlo.
Nexialist · 26-30, M
- John tragó saliva, como si de pronto pudiera sentir exhalar la vida mortal que se consume a través del demonio que domina su cuerpo. El abismo se lo tragó en el momento de oírla. Cuán tortuosa y satisfactoria era esa respuesta, ambas sensaciones a la vez, que incluso sintió peso sobre su espalda. Su cuerpo fue un poco más adelante y se recargó con la suavidad de una pluma contra el de la joven. Al hacerlo, sus brazos se tensaron, impidiendo que cayera de lleno o que tumbara la botella que ya había apartado sobre el baúl. La suspensión del auto lo hizo moverse como si alguien hubiera saltado sobre el carro, no por el peso sino por la brusquedad.
La respiración del demonio era calma, pero desincronizada. Su pecho latía, pero a un ritmo confuso. Un sonido parecido a un gruñido apagado y agotado hizo vibrar sus cuerdas vocales, finalmente volviéndose un sonido de hastío. Se aparta, con el cuerpo lleno de enojo.
WillowMoore · 22-25, F
borrosa e incapaz de enfocar en algún punto del rostro del ex-policía, únicamente escuchando internamente sus agitados latidos, así como el viento silbar desde el abismo, aquel que habían dejado atrás, y entre esto, aquel susurro se coló como el más fuerte de todos los latidos, haciéndola abrir esos labios ahora resecos y pálidos.— Tú eres más que un demonio. Más que suficiente. Más que suficiente. —repitió, asegurándose a sí misma, asegurándole a él.—

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