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Era frío al tacto y por esa misma razón resultaba tan reconfortante. Dejándose llevar, solo inclinó más su cabeza sujetando esa fuerte muñeca y cual mascota consentida apretó su mejilla en esa fría palma en busca de más caricias.
 
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»—Entonces iré con Lan Wangji—informó sonriendo, se acercó dejando las manos sobre los antebrazos del dragón y se inclinó olfateando el pecho del Lan antes de dejarse caer allí y restregarse mimosamente—Si hueloe como Lan Wangji, ellos no tendrán problema conmigo ¿Cierto?~
Fueron algunos minutos de duda, desde que tenía memoria vivía en esa pequeña cueva. Cazando y subsistiendo por si mismo, yendo al río cuando el calor era insoportable y acurrucandose entre sus colas cuando el frío era implacable.

¿Pero ahora? Todos los animales que solía cazar se habían marchado y conseguir comida se había vuelto cada vez difícil tomando en cuenta que no era bienvenido en Caiyi, en estas épocas las personas también se había desplazado y el sector de río que el usaba también estaba invadido por los humanos por lo que ni siquiera podría resfrescarse a gusto sin ser echado. Viéndolo sencillo el dragón era como una bendición, prometiendo ayudarlo a pasar las altas temperaturas y probablemente alimentarlo debidamente, el instinto innato le dictaba que sería una pareja digna y solo por eso salió completamente de su cueva; las múltiples colas serpentearon a sus espaldas abriéndose como un enorme abanico, mientras la túnica negra y roja dejaba sus hombros a la vista.

—En
Su mirada afilo el descontento, su tío había susurrado un par de cosas con respecto a depurar las pestes alrededor de la montaña, con el simple hecho de preservar la armonía de quienes tienen la dicha de vivir entre las nubes. En ningún momento llego a pensar que su zorrito estaría entre esas etiquetas. Por una milésima de su vida dedujo que el frio que baja desde la punta había ahuyentado a los animales, por ende la cacería de su candidato, eso lo habría alejado con naturalidad.

La furia por las intromisiones y las criticas fue reflejo de ambos puños formados, un entrecejo dudoso y el silencio absoluto.

-El no volvera a sacarte de tu hogar mientras estés conmigo-

Aseguro

-Cualquier palabra mala que te diga no es verdad, eres un zorro, no un perro...Ven conmigo, te ayudare a pasar el verano- Insistió con todo el coraje para confrontar a sus propias autoridades.
Inconsientemente su mirada se alzó al cielo cuando el dragón comenzó a describir su hogar. Sonaba maravilloso, como una pintura preciosamente creada de un paisaje celestial. La promesa del frío era atrayente, casi tanto como ese par de soles que lo observaban cálidamente, sus colas comenzaron a menearse animadas; pero había un pequeño problema.

—Hum... El de la barba—comento con un puchero, inflando sus mejillas por recordar la vez que ese sujeto vestido de blanco lo había alejado del pie de la montaña con un desdeñoso "Shu" ¡Él no era un perro para ser tratado así!—No me agrada el señor de la barba y él vive allí ¿Cierto? Me echo como a un perro....
A recibido el regalo del cielo, después de tantos años al fin percibió su voz y supo el como llamarlo... Nada que ver con sus deducciones. El nombre que posee es mucho mas hermoso y digno. Lo recordara y susurrara en sus mas anhelados sueños.

-Lan WangJi- Sus dorados orbes buscaron iluminar ese par de lunas. - Vivo en la punta de la gran montaña, justo donde las nubes forman los pisos de nuestro hogar. Grandes extensiones de frío alfombrado natural, árboles espolvoriados y una cortina de finos copos cayendo de manera sublime... ¿Quisieras venir? Pasarías el verano lejos de este calor en un sitio seguro-
Siempre fue desconfiado de todos, las personas solían buscarlo para herirlo ya sea por su naturaleza como zorro o por su afinidad con la energía resentida, pero está persona parecía ser de confianza. Se había acercado tan gentilmente, había esperado a que él terminase con la distancia y ahora lo estaba ayudando a refrescarse con su baja temperatura corporal.

—Tu nombre...—balbuceo abriendo sus ojos, grandes y redondos como dos par de lunas observando con algo de fascinación al dragón—Yo soy Wei Ying, vivo a los pies de tu montaña...


En pleno silencio contemplando sus finos gestos. Tragaría con dificultad por que al fin ese zorrito a salido de sus escondites. A tenido suerte, lo a estado cazando durante años... Desde que eran un niño intentando pillarle hasta hoy.

Emano una ligera paca escarchada para apagar el calor que azoto estos últimos días. Era drástico! Sin poderlo evitar comenzó a frotar su palma contra su mejilla y sus dedos contra la aprte anterior de su oreja.

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