El caballero se enderezó sobre su corcel hasta quedarse firme en el mismo, pero no pudo evitar contemplar a la hermosa doncella por una última vez, cautivado en gran manera por su indescriptible belleza.

— ¿Puedo saber su nombre, mi lady? — Aquella cuestionante salió de sus labios sin que ni él mismo se llegara a dar cuenta de ello, desviando rápidamente su mirada, arrepentido de su pregunta. — ¡Oh, perdóneme! ¡Ignore por completo lo que he dicho!