-En contraste a ella, Meyer habia aprendido a valorar estas cosas, para quien su existencia estaba dedicada al combate, hasta finalmente morir, estos pequeños trazos de luz, como lo eran el simple hecho de despertar, el calor de una estrella sobre su piel, o incluso algo tan poco valorado como poder respirar, eran tesoros, quizas era algo que queria transmitir a Arspica.-
Nos iremos -Comentaria pasando a aproximarsele, lo suficiente para llegar a hasta su oreja y poder susurrar bastante cerca de esta- Iremos a buscar que comer, y despues encontraremos un buen lugar para poder seguir viendo esto. Vamonos, no hay mucho tiempo.
-Y sin esperar respuesta continuo caminando, esperando que ella pudiera seguirle-
Lo imitó, deteniéndose unos pasos más adelante de él y se giró para volver a mirar el horizonte; habían muchas cosas que Arspica no lograba disfrutar tras la muerte de su escuadrón: el sabor de la comida, el placer de una siesta, el amor y la belleza de los alrededores. Sentía que no se lo merecía porque Meyer se los había arrebatado a ellos. —No, es demasiado cursi ver el horizonte juntos —respondió, sarcástica; empero, y pese a su propio juicio, se encontró a sí misma embelesada en los colores pues por muchos años su mundo se había visto monocromático—. Yo... Hay que ir... nos.
No es grasa, es un concentrado -Se sintio ofendido por la verdad de su alimentacion(?) pero ese no era el tema ahora. En un inicio su andar no era demasiado animado a decir verdad, hasta que poco por poco empezo a tomar un ritmo un poco mas constante, parecia estar adoptando la idea de finalmente salir, despues de todo hundirse en su propia miseria tampoco era una opcion, cuanto odiaba sentirse asi.-
Hay bastantes variables -Incluso su tono de voz se encendio un poco mas- Digo, la idea de ir por algo elegante creo que es demasiado, pero esto ultimo..-Pero antes de decir algo mas, se detuvo en seco, girando asi su mirada hacia su alrededor, justo hacia la vista que les entregaba el atardecer desde la base espacial. Por suerte, era un evento que tomaba un poco mas de tiempo en donde se encontraban que en la tierra.- Vela, alguna vez nos sentamos a ver esto?
Abrió la puerta y cruzó el umbral, las viviendas que les habían dado a los altos mandos de La Alianza residían en una zona bonita y acomodada de la base espacial y tenían la mejor vista del atardecer, mismo que Vela contempló unos segundos antes de continuar su andar—. Te dije que te invitaría a cenar. Recibí mi paga ayer, así que puedo llevarte a uno de esos establecimientos elegantes... O podríamos ir a comer ramen, lo que sea es mejor que esa lata de la que exprimias grasa.
Es una cita, si llevo algo mejor sabrán que soy de la alianza. -Con esto, su habitual disgusto a qué ello fuese sabido por otras personas, y era que, Meyer tenía en nada su posicion, después de todo como ya había expresado hacia tiempo, para el está guerra era todo menos un evento que admirar. Así, este avanzaría detrás de ella, falso no era que el contacto con sus labios daba un pequeño golpe de ánimos en el, pero, por ahora no dejaría ver eso- ¿Tienes una idea? ¿O mejor solo vamos donde el viento nos lleve?
La espera no fue larga, por lo que no pudo examinar el sitio como le hubiese gustado, pero al menos ahora el capitán de La Alianza no parecía un triste adolescente anidando en su sofá. Se levantó y lo observó de pies a cabeza— Pudistr haber elegido algo mejor —se acercó a él y le acomodó bien el cuello de la camisa—, pero sí... Feliz —dejó un suave y corto beso en los labios de Meyer y se dio la vuelta para empezar a caminar hasta la salida.
Solo trato de no darte la razón. -Mentia, claramente estaba siendo obediente a sus palabras, más para proteger su orgullo que por otras razones. Una vez libre, este a regañadientes tuvo que ir a cambiarse, fueron solo unos minutos antes de salir con una vestimenta un poco más "propia" para salir.- ¿Feliz?
—Buen chico —murmuró, soltandole el rostro —, te esperaré aquí. No tardes mucho —con sus dedos le dejó una leve caricia en la mejilla y se sentó en el sofá, cruzando una pierna sobre la otra para estar más cómoda.
-Entrecerro sus párpados, no sabía que era peor, mostrar debilidad o que le quitarán su alimento, pero, sabía que no tenía derecho alguno a negarse, puesto que Vela o podría insistir aún más, o probablemente terminaría dejándolo así, por lo cual, decidió solo obedecer por ahora- Supongo que, si me hundo en mi miseria no sería el capitán que quieres seguir, y como no puedo permitir eso. Te haré caso, por ahora
—Ya, dame eso —estiró la mano hasta arrebatarle la lata. Podía reconocer sus síntomas depresivos desde la última vez que hablaron. Era un fastidio, pero no podía dejar que se hundiera—. Ponte algo, te invitaré a cenar algo decente —lanzó la lata lejos para poder usar ambas manos y sostenerlo así de las mejillas antes de mirarlo a los ojos—, por favor.
