-Su tono de voz era similar al de ella, firme, dispuesto, como si en ese momento dos voluntades tuviesen un encontronazo, ambos que quizá deseaban lo mismo, pero una claramente no era presa de ninguna clase de impulsividad-
-Supo que estaban rozando un limite, probablemente de llegar a mas en ese momento el forcejeo se hubiese terminado, dando paso a un mundo mucho mayor de posibilidades, mismo al que quizás el azabache quería acceder, para mala suerte de la fémina ya tenia bien sabido donde “tocar” para poder acceder a tal cosa, era atrevido, primera vez en mucho tiempo que lo era con otra persona, después de todo su capacidad social era atroz, pero con ella…era la primera vez que el buscaba algo mas que solo hablar nada mas-
-Pero hubo que separarse cuando ella planto la limitante, separaría su beso, relamiendo sus labios lentamente solo para poder acentuar la sensación. No mostraba molestia, parecía mas una mueca de victoria pues habia logrado algo, la puso nerviosa.-
El escalofrío que le recorrió la columna vertebral, como consecuencia de la atención que él estaba teniendo al juntar ambos cuerpos, fue el impulso al descontrol. Inmediatamente Arspica lo soltó y desvió el rostro para así separar ambas bocas y ocultar su mirada avergonzada y molesta.
—A un lado —ordenó, usando prácticamente el mismo tono de voz que había aprendido de él en las misiones. Ella jamás había perdido el control en ningún aspecto de su vida: pensaba lo que quería, decía lo que pensaba y actuaba en consecuencia a sus ideas; estaba muy confundida por su acción involuntaria y eso hacía que se sintiera débil. Ella era un soldado del Imperio, no una adolescente hormonal... Aunque su cuerpo entero vibrara en consecuencia a él.
Así habían sido desde el inicio; pese a él tener uns posición privilegiada y a ella ser una mera aprendiz. Sí, Vela seguía sus órdenes cuando estaban en el interior de una nave y si se trataba de sus tareas diarias como miembro del ejército de La Alianza, pero fuera del deber insistía en retarlo.
Le sostuvo la mirada y cerró aún más su boca, mordiéndolo lentamente; empero, su cuerpo la traicionó, obligandola a abrir la boca para emitir un muy bajo quejido.
-Inicialmente, su idea fue proseguir, encender mas sus acciones no solo con un beso, buscaba avanzar hasta el punto en que sus cuerpos se tocaran un poco mas, y dar paso a que los primordiales instintos los dominaran…hasta que este se detuvo un instante, cuando sintió un filo inesperado pinchar su lengua. Bajo la mirada solo para asegurar, y tras esto, fijaría la misma sobre su contraria, como si en silencio le retara a continuar-
-No entendia el porque, aun a pesar de todo, no comprendia porque su cuerpo deseaba mas, la sensación de sus labios, la calidez en como sus bocas se fundían y el peligro que representaba la amenaza de la fémina sobre el, claramente no estaba pensando bien, ni tan siquiera recordando que ella lo tenia amenazado con sus palabras, pero… ¿Detenerse ahora? Ni en sueños daría un paso hacia atrás.-
Quiso contraatacar, pero el calor en el ambiente la hacía sentirse tonta y lenta... ¿Qué era eso? Sabía que ambos tenían una química increíble e innegable, pero desconocía que esos fuesen efectos normales tras un profundo beso.
Frustrada, le mordió apenas la lengua, amenazando con hacerlo más fuerte si aquello continuaba siendo tan pasional.
Vela tuvo que aplicar más presión en la mano que aún se apoyaba sobre la superficie del tablero porque Meyer parecía querer tumbarla al empujarla de ese modo. No importaba el tirón que sus dedos diesen a las hebras del cabello masculino; él no cedía e incluso conquistaba más terreno a base de fuerza.
El entrecejo de Arspica se vio fruncido, contrastando por completo con el color carmesí que de a poco se apoderaba de sus blancas mejillas. Sus labios acusaban un cosquilleo y su lengua se enlazaba con la ajena en una especie de danza que duraba apenas un par de segundos pues, como si fuesen un imán y un metal respectivamente, él se hacía del interior de la boca femenina, invadiendola sin pudor.
-Sus ojos tampoco se sellaron en ese momento, la mirada colisionaría con la ajena como si fuese una silenciosa respuesta a sus acciones, no se iba a dejar vencer por su aprendiz ni aun cuando esta pareciese tener el dominio de la situacion. Sus belfos se acoplaron a los ajenos en ese momento, profundizando aun mas el iniciado beso, degustando cada centímetro de lo que ella le permitia; pero lejos de intentar separarse como ella parecía buscarlo, este se empujaba aun mas hacia su cuerpo, en pos de no solo mantener, si no, permitir que su lengua invadiera la boca contraria-
-Una sucia jugada por parte de la femina, pero perfecta para que el azabache cayera entre sus redes, como un simple raton en la trampa de una serpiente. No lo sabia, no se daba la mas minima idea de que lo que parecía ser atracción, su primera interaccion con semejante emoción no era mas que una vil mentira ¿Cómo saberlo? Ni siquiera se tomaba con extrañeza la velocidad con la que ambos se acercaron, para el era de lo mas natural, sin conocer que solo era una trampa.-
