Cuando el tiempo duele, los minutos se convierten en horas, los días en semanas, las semanas en años. Una terrible eternidad.
Por lo mismo había dejado de ser consciente ya de cuanto había pasado buscando, entre libros de antaño y pergaminos que difícilmente se mantenían unidos, buscando algo, cualquier cosa que pudiera traerlo de vuelta. Y estaba segura que esta vez, su confinamiento daría frutos. Pietro … - Musitó repentinamente. - Vuelve a mi, Pietro. - Suplicó a la nada, al insoportable vacío de la habitación.
La pose de meditación la tomo sin esfuerzo, llegar al estado de concentración que necesitaba era lo complicado. Su esfuerzo la llevó a elevarse incluso, su fuerza manifestándose como humo carmesí que poco a poco la envolvía.
¿Y en su cabeza? Solo el nombre de esa mujer, viajando por tiempo y espacio para buscarla.
