—¿Entonces qué es lo que quieres? ¿No eres el ser más puro en Terra que solo busca el bien para quienes le rodean?— No hizo más por detenerla, podía sentir como el dolor poco a poco iba disminuyendo, no era en absoluto parecido a una herida que duele tanto que deja de sentirse, era... cálido. Le dio asco que se sintiera tan bien.

—Ya es suficiente, Amiya... estoy bien. Puedo esperar a que lleguen tus estúpidos médicos.— Dejó escapar un pequeño suspiro, y evitó mirarla.

— Si haces algo así será enteramente tu elección, no busco que las cosas que hago tengan un impacto en ti a final de cuentas. — Hablar al respecto era una pérdida de tiempo, necesitaba enfocarse en sanar esas heridas o al menos mantenerla estable hasta que la ayuda llegara.

Soltó una risa, impropio de alguien que había sido tan herida en una batalla que no pudo controlar, o que quizás ni siquiera intentó. La soltó, más porque su brazo ya no tuvo fuerzas para permanecer alzado. —Me repugna que te preocupes tanto por mi. ¿Sabes que te vendería a Satán por un grano de maíz, verdad?

— ¡Agh...! — Inclinó su cabeza hacia W cuando sujetó su oreja sin embargo algo así no era suficiente para detener a Amiya cuando se sentía determinada a hacer algo. Frunció el ceño y negó. — No tenemos tiempo, la ayuda viene en camino pero no podemos dejar todo a ellos. —

—No hagas eso, idiota.— Le sujetó una de las orejas en afán por detenerla. No era que le preocupara pero si algo le sucedía, o si se sobrepasaba en el uso innecesario de sus artes, era que la imbécil de la doctora no la dejaría en paz. —Solo necesito sentarme, he tenido peores...

No había manera de hacerla entrar en razón, extendió sus manos hacia el frente. — Deja de hablar...— Comenzó a usar sus artes para poder curarla, cualquiera la habría dejado ahí, era un incordio, era molesta y sin duda amante del sabotaje pero no podía replicar toda su vida aquello de lo que había estado rodeada. Quería salvarla.

—Ella me mantiene cerca solo porque no quiere que le haga lo mismo que me hizo.— Hablaba con dificultad, todo dolía. Tosió suavemente, tuvo que ladear el rostro para escupir algo de sangre. —Alguien como tú no confiaría en mi, dececpcionarías a la Doc y a la vieja bruja.

— ¿En verdad crees eso?...— apretó sus manos con algo de fuerza. — Jamás entendiste que no quería ser tu enemiga, quería confiar en ti justo como la Doctora lo hace pero te esperas tanto en arruinar las cosas...—