Tiene un don con el habla también; bienvenido a mi lago, digo, no me pertenece pero ya que usted mencionó a la dama del lago me apetece soñar que sí. - Prestó atención a los movimientos del desconocido, sorprendida por encontrar más personas tan cerca de ahí. - No me ha dicho su nombre.

No lo habia considerado, que mi perspicacia fuese una posible fuente de ingresos, si bien, prefiero ocuparla para menesteres más sublimes, como el conocer a una dama tan maravillosa.

►Me inclino acercando la diestra hacia el cristal que compone el lago donde la doncella reluce◄

Podría decirse que usted es un adivino. ¿Ha pensado hacer dinero con eso? Se volvería muy, muy, muy rico. Vuelvo a agradecer su cumplido. ~

Pense en nombres bellos, acordes a el encanto que profesas, y recordé, el antiguo relato de Viviana, la dama del lago, por eso lo supuse.

¡Oh my...! ¿Cómo sabe mi nombre?

Es un gusto, Vivian.

Gracias desconocido. ~♡

Que tierna