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-Se siente traicionada de que no coma de sus muffins- (??)
Kymsu · 22-25, F
(^◔ᴥ◔^)...
NicoleLeeS · 26-30, F
-- ...
-Con sospecha se acerco y hundio su dedo en el pastel para tomar un poco y llevarselo a la boca, sorprendida de su propia deduccion.-
-- ¡Tiene alcohol! ¡Lo sabia! [?]
-Con sospecha se acerco y hundio su dedo en el pastel para tomar un poco y llevarselo a la boca, sorprendida de su propia deduccion.-
-- ¡Tiene alcohol! ¡Lo sabia! [?]
A1577749 · F
Completamente perdida en vistas que su cabeza anhelaba tomar fue que esta ignoraba todo a su alrededor. Todo desaparecía en su entorno, quedando solo ella y aquella tarta de queso, solo eso hasta que una voz que apareció de la nada. Un timbre que logró sobrepasar el sonido del ambiente y que estalló aquella burbuja de ensueño donde flotaba la muchacha.
- Hola, ¡hola, niño! ¡Hola! - habló, alto, superando en parte el sonido del barullo que había por culpa de todos los que allí se amontonaban.
Ni siquiera entendió qué era lo que había dicho, solo se giró a quien creyó que había hablado. Sonreía como una demente, sin poder controlar el brillo de sus ojos que casi cegaba mientras que su mano señalaba aquella tarta que tanto andaba mirando.
- ¡Una! Una de estas quiero. Cuanto antes a ser posible, ¡por favor! - dijo rápido, aunque casi con un tono similar al de un infante.
No se despegó del cristal ni abandonó su postura, creyendo que aquel hombre trabaja allí.
- Hola, ¡hola, niño! ¡Hola! - habló, alto, superando en parte el sonido del barullo que había por culpa de todos los que allí se amontonaban.
Ni siquiera entendió qué era lo que había dicho, solo se giró a quien creyó que había hablado. Sonreía como una demente, sin poder controlar el brillo de sus ojos que casi cegaba mientras que su mano señalaba aquella tarta que tanto andaba mirando.
- ¡Una! Una de estas quiero. Cuanto antes a ser posible, ¡por favor! - dijo rápido, aunque casi con un tono similar al de un infante.
No se despegó del cristal ni abandonó su postura, creyendo que aquel hombre trabaja allí.
VoidEnvoy · 36-40, M
todo porque no tenía nada mejor qué hacer.
VoidEnvoy · 36-40, M
Luego de limpiarse con una servilleta tomó el vaso de café y fue en ese momento que se percató de la joven pegada el escaparate en una actitud ciertamente infantil, todo era llamativo en ella: la piel oscura, su cabello blanco, incluso esos grandes y brillantes ojos que apenas podía ver desde su posición. Su naturaleza curiosa lo mantuvo pendiente de la chica que destacaba no sólo por su apariencia, sino también por su vestir. A pesar de verse como una mujer adulta, joven, pero adulta al fin y al cabo; no podía dejar de verla como una exótica-niña-turista perdida en la gran ciudad sólo por el simple hecho de como miraba los postres. Tenía pensado observarla un rato más hasta que ella se diera cuenta, pero las desveladas a su edad pegaban cada vez más fuerte y no tenía la paciencia necesaria en ese momento.
—¡Oye! Si sigues mirando así los pasteles los vas a gastar. —dijo en una suerte de acusación y broma, tenía la costumbre de molestar a las personas y ver como reaccionaban, (...)
—¡Oye! Si sigues mirando así los pasteles los vas a gastar. —dijo en una suerte de acusación y broma, tenía la costumbre de molestar a las personas y ver como reaccionaban, (...)
VoidEnvoy · 36-40, M
Tras una larga noche sin dormir y, una también larga cola, pudo obtener el pastelito que venía de cortesía con el café. De nuevo había terminado en esa gran cadena de cafeterías que tan poco le agradaba, llena de chicos pretenciosos y bebidas infladas en precios que conocía gracias a unos pocos clientes que solían citarlo allí; para su suerte no todo era malo ya que había descubierto que los postres no estaban nada mal aunque tuviera que pedirlos junto con un desabrido café, necesitaba la cafeína si quería llegar a casa sin perder la conciencia, pero primero disfrutaría de su postre. Así fue que dejó el vaso sobre el mostrador de ese bullicioso y concurrido lugar para encargarse de su desayuno, el cuál comenzó a devorar sin mucho cuidado de ensuciar su barba y bigote con la crema que lo cubría, saboreando hasta el final aquel postre.
—Mmmh... Thats the stuff. —pronunció con inusual placer mientras aún masticaba el último bocado del pastelito. (...)
—Mmmh... Thats the stuff. —pronunció con inusual placer mientras aún masticaba el último bocado del pastelito. (...)
A1577749 · F
permitiendo ver a cualquiera que la viese directamente sus ojos, los cuales brillaban. Aunque eso tampoco era lo más llamativo de aquella mujer, tal vez lo que más extrañaría era el solo hecho de verla prácticamente pegada al escaparate que dejaba ver los postres.
A1577749 · F
Oculta casi por completo en telas, si fuese por Annipe no dejaría ver siquiera una ínfima parte su rostro. Claro que lo haría, pero se presentaba el principal problema: tenía, al menos, que ver por dónde sus pies pisaban y si a esto le sumamos que la gente por aquellas calles no sabía caminar sin chocarse...
Prácticamente perdida en medio de aquella urbe, incómoda desde el momento que pensó que sería buena idea llevar calzado. A pesar de eso y de que sus pies ya doliesen, casi danzaba tratando de hacerse paso por aquel tumulto. Directamente bailaba hasta que vio algo que pensó que tal vez, solo tal vez, podría mejorar aquella mañana.
Aceleró, casi corrió hasta una cafetería que reconocía de otros lugares que había visitado con anterioridad. Un halo de esperanza en aquella ciudad, un sitio bastante caro para lo que era únicamente un café y, tal vez, un trozo de tarta, pero bien que valía la pena. Tanto que lo hacía y más que lo supo cuando retiró la capucha que la cubría, ...
Prácticamente perdida en medio de aquella urbe, incómoda desde el momento que pensó que sería buena idea llevar calzado. A pesar de eso y de que sus pies ya doliesen, casi danzaba tratando de hacerse paso por aquel tumulto. Directamente bailaba hasta que vio algo que pensó que tal vez, solo tal vez, podría mejorar aquella mañana.
Aceleró, casi corrió hasta una cafetería que reconocía de otros lugares que había visitado con anterioridad. Un halo de esperanza en aquella ciudad, un sitio bastante caro para lo que era únicamente un café y, tal vez, un trozo de tarta, pero bien que valía la pena. Tanto que lo hacía y más que lo supo cuando retiró la capucha que la cubría, ...
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