— Y si por alguna razón no llegase a aparecer, tampoco es el fin del mundo. Eso significaría que él no merece ese corazón tan grande que tienes.- Llevó una de sus manos a la cabeza ajena. — Eres valioso y no cualquiera merece tus lágrimas, son especiales ¿está bien?-
— No sabes si llegó a esconderse o no, no pienses en ello.- Lo corrigió por esa parte de nuevo. — De seguro lo estará, habrá tenido un imprevisto y se habrá marchado. Pero cuando menos lo esperes volverá, tú solo has de procurar no pasarlo mal este tiempo, ¿y si él se preocupa al saberlo?-
Hizo un pucherito monumental, tierno, digno de toda una criaturita. Pero el mayor limpió sus lágrimas y eso en parte le reconfortó. -Bueno... No sé, quizá se escondió de mí - no sabe eso a ciencia cierta. Tiene razón, no debería hacerse ideas locas. -Si, se fué hace una semana. Desde entonces no supe más de él ¿Creés que éste bien?-
Se quedó escuchándolo en silencio hasta que vio de muevo esas lágrimas asomándose ya. Suspiró un poco y llevó uno de sus dedos hasta sus ojos para evitar que cayeran. Tenía cuidado con las garras. — ¿Hace mucho tiempo que se fue? A lo mejor le surgió un pequeño problema y tuvo que irse unos días, o es así que va y viene.- Apartó la mano de su rostro. — No pienses en algo que no sabes a ciencia cierta, y estar triste no hará que vuelva antes. ¿Recuerdas su olor? Eso podría ayudarte si quieres buscarlo.-
Hizo caso a sus palabras, respiró hondo y tragó saliva para que ya al estar cerca acabar tomándose de una pierna del mayor. -Es que todo el tiempo pienso en él, en sus orejitas y sus ojos. Y siento un cosquilleo aquí- Se llevó la mano al pecho con ese sonrojo leve. -Quiero seguirle como hacía siempre, por que me gustaba ir a mirarlo pero luego lo perdí. Y ya no lo volví a encontrar. Es un chico un poco gruñón, pero es dulce a escondidas. - Sonrió algo embobado. -¿Y si se fué por que no me quiere como dijo que lo hacía?- él dolor en el pecho le llenó de lágrimas los ojos, una vez más.
Al sentir ese suave tirón sobre su cola gruñió un poco pero al ver quien era dejó de hacerlo y lo escuchó con atención, alzando una de sus cejas. Ademas, de que es la primera vez que lo llama por su nombre. — Y dime, para empezar. ¿Cómo sabes que te has enamorado? ¿Cómo sabes que ese amor es ese tipo de amor?- Bueno, primero debe tranquilizarlo de una forma, lo escuchará. Movió lentamente su cola para rodearle con esta y así acercarlo más a él, a un lado suyo. — Respira hondo para empezar.- No quiere que llore.
-Yo pensé, ya que siempre estoy con usted... Que me enseñaría como encontrarlo de nuevo señor viserion.- Aunque a pesar de que es un enamoramiento, Meraxes se veía dolido ante aquél chico León.
[ Niñez ] El pequeño correteaba por el lugar, como siempre iba siguiendo al dragón mayor para ver lo que hacía y aprender de él. Meraxes sentía mucha admiración hacia él, por eso lo hacía, aparte quizá se sentía menos solo. Luego de verlo comer a una distancia segura, Meraxes se sentó e inoscente tiró de la cola del mayor con suavidad. -Señor Viserion...- Le llamó. - Yo me enamoré de un chico mayor- Todos los niños tenían esa etapa de enamoramiento hacia alguien adulto, era imposible que Meraxes no la pasara. -Es un chico moreno que tiene orejitas de León y cola de León. Es grande como tú. Creí oír que se llama Leona kingscholar. Etto y yo... - El pequeño sonrojo se posó en su rostro. - Ya no lo encuentro... - y los ojos levemente acuosos.
