La resistencia de la albina no era mucha, al menos en ese aspecto. Kate suspiró y fue cuestión de esperar a que se cansara de hacer esa pataleta. Al final Violet dijo lo que temía y la joven alfa no evito sentir un poco de ternura pero en una mezcla extraña con preocupación. — Violet. ¿No me crees las cosas que te digo? — Sentía que había sido muy clara sin embargo podía ser que no lo estaba expresando de la forma correcta. — Nada me apartará de tu lado. ¿Entendiste? —

—¡Lo sabía! ¡Si te gusta!— Se quejó. La realidad era que solo quería una excusa para seguir reclamándole, seguía celosa por lo que había escuchado y se habría levantado de la cama de no ser porque ella la había sujetado con una fuerza que la superaba por mucho. Al final, no pasó mucho tiempo para que se cansara de luchar, y soltara un leve sonido, ese que hacía cada vez que quería llamar su atención.

—No quiero que ella te aparte de mi lado...— Suspiró. —Siempre consigue lo que quiere, o eso dicen. Y...— Frunció el ceño. —Tengo miedo...

— ¿Y por qué te importa tanto? — No sabía que hacer en esa clase de situación, Kate era honesta y sin duda diría lo que pensaba pero tampoco quería decir algo que pudiera hacer sentir mal a Violet. — Tiene su encanto...— añadió con cierta desinterés. — Pero las actitudes opacan la belleza. — Dió un beso fugaz sobre los labios ajenos, sonriendo, aferrandola protectora contra su cuerpo. — Estoy contigo Vi. Todo lo demás es simple actuación para poder seguir aquí cuidándote. — Y tampoco era que le agradará demasiado pero ella sabía y era la única manera de mantenerla callada, cumpliendo sus caprichos.

Apretó los labios en una mueca, tendría que ser tonta para no notar lo nerviosa que había puesto a la loba, pero se acercó más a ella, como si sus caricias y las palabras con las que intentaba desviar la atención de lo que realmente interesaba estuvieran haciendo efecto.

—Eso no fue lo que te pregunté.— Dijo en un murmullo contra los labios ajenos.

Sus orejas se levantaron por la pregunta. Kate no brillaba por ser muy inteligente y su forma en la que manejaba ciertas circunstancias tampoco le ayudaba demasiado. Su oreja derecha tembló un poco en un tic notorio e instintivamente comenzó a acariciar la espalda de su omega. — Tu eres bonita, Violet. Me gustas tu, cuando estoy cerca de ti siento paz y a tu lado es el único lugar al que puedo llamar refugio. — Murmuro antes de besar su frente, no necesitaba responder a esa pregunta...¿O si?. Tampoco la estaba evadiendo...¿O si?.

No iba a usar el collar para lastimarla, no quería hacer algo como eso, más sus pupilas carmesí miraron a Kate a los ojos, aún con reproche, al separarse de ella. Sus mejillas estaban ligeramente enrojecidas, parecía que iba a soltarse a llorar en cualquier momento.

—¿Crees que ella es bonita?— No le preguntó si era más linda, porque una obvia respuesta podría no ser sincera, había acorralado a su depredador en esa pregunta trampa, de la que expectante esperaba la respuesta.

Kate no pudo contener una mueca cuando la conejita frente a ella le reprochó ese asunto que hace ya unas semanas fue motivo de una fuerte discusión entre las dos. Ahri era sin duda problemática, astuta y por supuesto, teniendo gran ventaja sobre Vi abusaba de su posición. Kate solamente le sostuvo con mayor firmeza y suspiró pesadamente. — Ella sabe nuestra situación y debo cumplir sus caprichos para que no hable...cualquier rumor puedes cuestionarme directamente y si sientes que te oculto algo, usa el collar. Eso me hará hablar. —

Ahri... era alta, voluptuosa y hermosa. Con ese exótico cabello tan negro como el ébano que ondeaba al caminar, y esa cola de zorro que jamás ocultaba. Sin duda era mucho más bonita e interesante que ella, y cuando escuchó esos... rumores, había tenido miedo, sentía que su corazón se rompía en mil pedazos. —No te he perdonado por eso.— Le reprochó, y se aferró aún más a ese abrazo, como si temiera que ella se fuese a marchar de su lado.

—Ella me odia.— Se quejó, pues si Ahri alguna característica dejaba que otros vieran sin miramientos, era lo mordaz que podía ser y Synne no parecía tener ánimos de reprenderla cuando se burlaba de ella o cuando la barría con la mirada. —¡Me odia y yo jamás le he hecho nada! Y contigo es tan atrevida...— Esta vez en su queja alzó la voz, haciendo ruiditos de frustración cuando escondió el rostro en el cuello de la loba.

¿Que es de una persona sin sueños?, los grandes logros inician como uno a final de cuentas. Verdad o no, deseaba aferrarse a esa idea y no soltarla jamás, por más que doliera, nunca antes se había sentido tan viva. — Comer tantas golosinas te hará daño. Además no es difícil conseguir frutas y...¿lechuga? — al instante dejó escapar una risa corta y rápidamente la sujetó para evitar uno de esos golpecitos que solía dar enmedio de sus rabietas. — Algún día Vi, algún día dejaremos estos juegos absurdos y podremos salir de aquí. — respiró profundamente, le abrazó protectora y fijó la mirada en el techo. Todo eso implicaba continuar los juegos de Ahri para evitar su traición al ser la única que sabía. — Y por favor...no tomes enserio lo que pueda decir Ahri. Parece que le gusta causar discordia...— resopló.

—Siempre y cuando no dejes de darme golosinas, podré soportar tu estilo de vida tan osado. No soy tan débil como crees.— Entrecerró los ojos, como si la juzgara por pensarla frágil. Quizás si era una masoquista después de todo, se sentía bien lastimarse hablando de esa mentira, de ese sueño imposible.