« Back to Album
This page is a permanent link to the comment below. See all comments »
VeraFarina · F
En la casa de huéspedes dentro de aquel país cuyo nombre Archer no podía recordar, no existía una persona tan joven como el niño pelinegro que había sido abandonado en la entrada. Los dueños no tuvieron corazón como para dejarlo a su suerte, así que lo acogieron bajo su techo y le ofrecieron comida y una cama que, si bien no era cómoda, iba a servirle para descansar. Creció bajo la tutela de muchas personas adultas, pero jamás pudieron ofrecerle ni una pizca de amor o de tiempo. “¡Oye tú!”, “¡niño!”, eran algunas de las maneras en las que lo llamaban; y lejos de lo que se creería, a él aquello no le molestaba, pues no aspiraba a recibir algo que desconocía y que no encontraría tras las puertas de esa casa; siendo que nunca cruzaba el umbral.
Add a comment...