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— ¿Estuvo aquí durante el día?, ¿acaso esta con otro comerciante?, ¿eres una comerciante tambien? Ninguna persona de su edad y oficio se ausenta a estas horas, mucho menos cuando debe entregar un trabajo como el mío —cuestionó muchas cosas, con gran velocidad y aparente molestia. La estaba increpando coml si fuera responsable de algo. La cortesía no era lo suyo, mostró áspera sinceridad y esperó el mismo trato: no era buena idea mentirle a quién podía hablar en silencio.
Una pregunta, entre tantas, fue aclarada cuando el albino se mostró algo sorprendido frente al desconocimiento ajeno. Con la diestra se cubrió los labios, un gesto pensativo y serio decoró su semblante, tanto pensó que decidió no solo apartar la vista de esa mujer, sino que también cortó ese puente invisible que los unió por instantes; ¿Si sintió su miedo?, ¿su sinceridad? Esta reacción suya tuvo que ver con esas interrogantes—. De todos los días, el único en el que estaba obligado a permanecer en la seguridad de su herrería, desaparece —finalmente se escuchó su voz "real", era inofensiva en comparación a la otra—. Es de noche y no esta en su hogar —poco a poco su mirada se fijó en la de ella, en un principio cargada de recelo, frustración—. Qué casualidad innecesaria... —suspiró y luego bajó su mano con clara intención de interrogarle [...]
Vera1583477 · 100+, F
Su silencio era casi sepulcral. Desencajada por lo que oía, siendo juzgada por lo que supuso era, un amigo del viejo Reiloug.
No le conocía enemigos en esos meses bajo su protección. ¿Había alguien que sienta molestia por él, aparte de ella? Estaba abrumada, ni en sus pensamientos a salvo si aquel intruso irrumpió, llevándole a especular sobre su clara condición inhumana.

La mujer avanzó, trémula pero decidida. Todavía sin mencionar palabra de su voz, pero comunicandose de la horrible forma que el hombre escogió.

" Que sea él quien te diga quién soy. Lamento haber llamado tu atención, no me interesa realmente quién eres pero si tienes un asunto con Reiloug, debes encontrarle primero. No sé dónde está. "

¿Los pensamientos también serían recibidos por el viajero, con ese tono amargo y altanero de Vera? Esperaba que no pudiese detectar su miedo. La manera de defenderse siempre había sido esa. Palabras filosas ante sus pocas posibilidades de defenderse por sí misma.
[...] a la conexión como una presión tan invasiva como su voz, dando la impresión de poder dañarla sin tener que emplear arma alguna. Sea esto factible o no, alguien con tal capacidad no era inofensivo y estos medios no era precisamente los más inocuos; por algo las cabezas deben permanecer cerradas y los pensamientos no se vociferan por inercia.
Divagar que se presentó en esa conexión como un murmullo de fondo que se potenció en los momentos de silencio; esto, lejos de molestarle, provocó en él una sonrisa maliciosa, sin embargo, procuró responder con relativa prontitud, puesto que su expresión era más pérfida que fiable.

«No, vine exclusivamente por Reiloug» —replicó mientras su sonrisa amainó paulatinamente—. «Lo veré mañana para cerrar el negocio que tengo con él» —explicó y finalmente se llevó la diestra bajo la barbilla, entrecerró la mirada con genuina curiosidad—. «Sé de algunas personas con cierto pasado que se refugian aquí, pero tú destacas de una forma... Demasiado grosera. Yo debería preguntarte por tu identidad».

Llamó a la controversia al cuestionar sinvergüenza alguna. No pretendió sonar amenazante, ni hostigar a esa mujer de tan destacada apariencia, pero con lo que él dijo admitió tener conocimiento previo de ese sitio y, según él, ella estaba fuera de lugar. Este interés por saber se trasladó [...]
Vera1583477 · 100+, F
El llamado de atención con una sola palabra había funcionado. Pero, se reflejaba en sus delicadas facciones la molestia que sentía por tener que hacerlo; un ceño fruncido y la mirada perezosa. Todo por la posibilidad de que alguien supiera el paradero del viejo.

Sus botas bajo la tierra arrastraban algunas piedras pequeñas cuando decide girar el cuerpo y verlo de frente. Un forastero, lo último que necesitaba en ese momento.
Forzó una sonrisa, se dispuso a excusarse porque seguro el hombre pediría indicaciones como mínimo hasta que la voz resonó en su cabeza, como un eco desagradable que apagaba sus propia voz interior.

Vera abre la boca pero acata la sugerencia y no dice nada. Era claro que el sujeto se estaba comunicándo con ella.
La cabeza está llena de incógnitas ahora, desde cómo, quién y qué diablos. Asustada, parece divagar entre sus opciones.

"¿Quién eres tú? Quien sea que te haya enviado por mí, se ha equivocado."
[...] sirvió para poder desenmarañar el porqué esa mujer llamó tanto su atención o el motivo por el cuál notó tanto su vistosidad.

Si ella, eventualmente, captaba su voz entonces él podría intentar contactar con la supuesta lugareña de una manera silenciosa, particularmente especial y tenebrosa:

«Me estás escuchando, ¿verdad? No es necesario que me hables, solo piénsalo y lo escucharé... » —esto sería como un eco, un pensamiento intrusivo, demasiado invasivo realmente, y que se escuchó por encima de cualquier demanda de la consciencia.

Esto sería como un pequeño paso en el basto campo de su mente, podría percibir lo más superficial, cualquier cosa que pudiera obtener en una conversación casual, incluyendo también su condición inhumana, aunque sin una certeza real y solo infundada por la experiencia de haberse conectado con seres humanos.
Los caminos se cruzaron en una senda común, con ello fueron las miradas y, por tanto, resultó toda la atención del albino hacia aquella mujer que tanto destacó; no era precisamente por su belleza o porte, sino que la notó desencajar con la totalidad de ese entorno tan humilde, tan abandonado en algunos aspectos. Esto hizo que se detuviera, que la persiguiera con sus ojos esmeraldas y que, finalmente, escapara de sus labios su voz, como si hubiese comprendido su búsqueda, pero sin tener idea de lo buscaba.

— Tú... —la llamó con la intención de detenerla, pretendiendo que las miradas se mantuviesen.

Gaikos era un brujo competente, pero su apariencia era un poco contradictoria a la totalidad de sus capacidades. Cuando necesitó ganarse el "respecto" de sus compañeras él tuvo que emplear una de sus estratagemas, hablar directamente a la mente de estas inhumanas y amenazar con adentrarse en lo más profundos de sus pensamientos. El albino pensó en hacer esto de nuevo, algo que [...]
Vera1583477 · 100+, F
Un tarareo a modo de canción de cuna la acompaña. No son muchos con los que se encuentra deambulando, pero se asegura de cruzar miradas con cada uno de ellos. Como un interrogatorio silencioso.

"¿Lo ven? Lo estoy buscando. ¿Ustedes no lo han visto?"
Vera1583477 · 100+, F
Durante todo el día, no hubo rostro familiar que no mencione su nombre. Reiloug, el herrero, había desaparecido. En un pueblo donde las caras no tenían lugar a confusión y los forasteros eran considerados riquezas fugaces, los hombres locales como el viejo Reiloug eran muy requeridos.
Ella lo sabía, pero fue una confirmación cuando todavía llegaban personas buscándole, incluso si el cielo nocturno comenzaba a enseñar ese manto de estrellas.

Se da por vencida, iría a buscarlo. La joven cierra la herrería en calma, despidiéndose de los dos caballeros que fuera le juzgaban severamente con la mirada. ¿Cómo es que Vera no le buscó antes, si eran tan cercanos? Como padre e hija, decían algunos.

Sin prisa comienza a alejarse por los senderos, indiferente, con expresión cansada en el rostro pero sin perder su andar elegante y orgulloso.
Lo que le deparaba la siguiente hora, con suerte, sería recorrer hasta el más sucio lugar del poblado en busca de aquel hombre. (...)

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